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...y responsabilidad social
Carlos Fernando Villa escribió, en El Colombiano, bajo el título ¿Se equivocó David Ogilvy?: “...en el mundo del marketing se está cayendo en una gran cantidad de falsedades en el manejo de comunicaciones que poco contribuyen a que se logre el mejoramiento de vida del que tanto se ha hablado...” Y concluye: “Hay que tener mucho cuidado y trabajar bajo los parámetros de una verdadera responsabilidad social”.
REFLEXIONES
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Página de la vida
Aquel viejo maestro, sentado ante su también viejo ordenador, observaba la copia escaneada de su desusada vieja tarjeta profesional de periodista que había obtenido con muchos años de práctica y se preguntaba, dolido por los abusos que a nombre de la libertad de prensa se cometen:
REFLEXIONES
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...comentadas, de nuestros lectores
Un periodista que se distingue por su correo electrónico “sinpelosenlalengua” canceló amablemente su suscripción gratuita coincidiendo con nuestro artículo sobre periodistas depredadores. Crímenes contra la vida Un ejecutivo de un gran establecimiento comercial nos envió una extensa e interesante carta diciéndonos que, como políticos que éramos -seguramente porque nos dolíamos de la criminalidad en las ciudades-, estábamos preparando el camino para el lanzamiento de nuestro próximo candidato a gobernante. Claro que sí tenía razón cuando nos decía que no hacíamos referencia a los pequeños porcentajes de reducción de la criminalidad, porque para nosotros la meta de toda autoridad tiene que ser cero crímenes contra la vida. Libertad de prensa o libertinaje Hay quienes no vacilan en hacernos comentarios con respecto a la incapacidad de algunos periodistas para distinguir entre libertad de prensa y libertinaje. Cuando se preparaba una ley sobre derechos de los niños en relación con la información sobre abuso o maltrato, se señalaba que había medios que veían en ese proyecto una amenaza a la libertad de prensa. Niñas embarazadas Varios lectores denuncian que la sociedad moderna sólo entiende, como la gran solución a los problemas de las niñas embarazadas, el incremento de la información sobre uso de preservativos para evitarlos. Monstruos de la ilustración Hay un tema recurrente en la observación de los resultados de la educación, por nuestros lectores, la que se ve casi exclusivamente como información y no como formación, y sí cómo gran negocio comprometido con la ciencia y la tecnología, al margen del saber prudencial, construyendo, así, los monstruos de la ilustración. Fiesta de los toros Un comentario que nos llamó la atención, en relación con la defensa de la fiesta taurina, fue el de que, esta “cultura”, no tiene incidencia alguna en la violencia de los pueblos, y como ejemplo se citaba a España. Compromiso con el ambiente La defensa del ambiente, para algunos, se ha visto como una simple campaña y no como un compromiso programado de las autoridades, de la ciudadanía y de las empresas. Bástenos por hoy.
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Página de la vida
Aquel viejo maestro sentía enorme complacencia con la decisión ética que traía la noticia de la revista SEMANA No.1476. Le parecía increíble: El CEO –Chief Executive Officer- de la Hewlett Packard, productora de su también vieja máquina impresora, había sido desvinculado de la empresa tras habérsele comprobado incumplimiento de uno de los principios del código de conducta de la organización.
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Esperanzas fundadas en el trabajo
“Este año sí”, suele ser una expresión constante en los fanáticos seguidores de los equipos de fútbol cuyas ilusiones de ver campeón al equipo de su alma se ven aplazadas con rabia y con dolor. “Esta vez sí”, suele ser, también, la expresión de los esperanzados habitantes de los países democráticos ante la posesión de sus nuevos gobernantes que juran ante Dios y ante la patria, acabar con la pobreza y la miseria. “Ahora sí”, repite el compulsivo comprador de lotería que sempiternamente le apuesta al número que nunca sale, manipulado por la ley de las probabilidades.
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En la responsabilidad social
Cuando una empresa asume la filosofía de la Responsabilidad Social Integral (RSEI), tiene que tener claras las reglas de juego a las cuales se está comprometiendo. Digamos que este es una primera parte del proceso de adopción: Conocer a fondo el significado y la trascendencia del compromiso social que se asume.
REFLEXIONES
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En el capitalismo
Al viejo capitalismo de la época machesteriana, el desarrollo y la civilización le abrieron, para su propio bien, una enorme tronera, que le ha permitido pervivir sobre las ideas colectivistas: La función social del capital. Antes se asumía que el capital “tenía” una función social.
REFLEXIONES
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De la responsabilidad social
Mencionábamos que hay entidades certificadoras que describen la responsabilidad social como “acciones voluntarias” dirigidas a “la sostenibilidad de la armonía del planeta”. Esta descripción para un gremio que asume el compromiso de certificar en esta materia, no sólo es equivocada, sino que infiere grave daño a la filosofía de la Responsabilidad Social Empresarial (RSEI) que ha de concebirse, además, en forma integral.
REFLEXIONES
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Deuda social con ellos
Para iniciar, pensemos que el proveedor también es provisto por otros y a su vez el empresario provee a otros de bienes productos o servicios intermedios o finales. Es decir, el rol de proveedor-empresario-proveedor es una rueda que está jugando en toda la cadena de los negocios, hasta el consumidor final. Esto a veces se olvida. Pero es importante recordarlo porque, como dice el refrán, el bien que quieres para ti, hay que quererlo para el otro. Aporte agregado del proveedor El proveedor, además del bien, producto o servicio que entrega por el precio, en el tiempo y con la calidad acordados, está dando otros beneficios que generalmente no están incluidos en él. Por lo tanto su relación con el cliente trasciende el simple negocio. Por ejemplo: 1.- La reducción de los estándares de almacenamiento por parte del empresario. El proveedor, aquí, tiene un papel adicional de almacenista, con los riesgos de capital, de desuso o de preferencias por otros proveedores, lo que suele presentarse por razones diferentes como: deslealtad, falta de compromiso con lo convenido o contratado o con la palabra dada, o por la situación económica del cliente o por el mismo precio variable en razón de la fluctuación de economía. 2.- Bienes de capital, productos o servicios con base en tecnologías más avanzadas, investigadas y capturadas por el proveedor, sin que el empresario tenga que invertir en actualización de ese conocimiento específico invaluable. 3.- Iniciativas del proveedor sobre transformación de bienes de capital, productos o servicios que pueden mejorar la productividad del empresario, y solución de problemas relacionados con lo provisto, como aporte de conocimiento y tecnología entregados generosamente por el proveedor verdaderamente estimulado por el servicio al empresario, más allá de su obligación de servicio. 4.- Reducción de plazos, empoderamiento, deseos de que todo su desempeño ético y eficiente beneficie por sus estándares de calidad al empresario-cliente, para perpetuar su relación de servicio. 5.- El proveedor, es una avanzada técnica, comercial, de modernización de la industria para aquella organización que lo entiende como parte fundamental de su proceso. La deuda social Lo anterior y más, demuestran el porqué de la importancia de la alianza con el proveedor para la cadena de producción empresarial y por qué la empresa tiene una verdadera deuda social con él. ¿Pero cómo suele tratar el empresario a su proveedor?
REFLEXIONES
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Apretarlo hasta donde se deje
Sobre él se descarga sin consideración alguna -“lo toma o lo deja”-, el esfuerzo de las promociones, de los descuentos. Los períodos de pago de las facturas, convenidos, se van alargando sin su consentimiento, lo que obliga al proveedor a recurrir al sistema financiero costoso para cubrir lo que origina, en su flujo de caja, el incumplimiento de la empresa provista. Se va dejando un reguero de personas y empresas debilitadas o quebradas, sin que ello importe, a pesar del pomposo certificado en responsabilidad social y de las grandes utilidades. Rabia en la relación Uno oye expresiones poco amigables, llenas de odio contra aquellos a quienes hay que seguir proveyendo -porque no hay más remedio- para evitar mayores pérdidas o el cierre de la empresa o mientras se conquistan nuevos mercados. El proveedor, que debería ser un buen aliado en el proceso productivo y en la certificación de calidad, convertido en un enemigo oculto por arte y magia del maltrato empresarial. Pareciera que estos empresarios, en relación con sus proveedores, hubieran asumido el arcaico refrán que decía: “en cuestión de negocios, aún a mi propio padre, si me lo puedo llevar en los cachos, me lo llevo”, cuando en el mundo actual se impone una relación gana-gana entre empresario y proveedor. Es decir, trabajo mancomunado para los mejores resultados mutuos. Hoy, esta relación tiene que basarse en la aceptación biunívoca de valor, confianza, respeto, cumplimiento y dignidad, para que todos ganen, y, también, en el reconocimiento de la deuda social del empresario con su proveedor. La opinión de un experto Alberto Montoya Palacio quien es un experto, teórico y práctico, nos dice: Excelente el artículo de esta semana sobre los proveedores. Esta forma de pensar, demuestra una forma avanzada y moderna de ver las relaciones con los proveedores, cuando se tiene una concepción en la relación basada en el respeto, cooperación, la asociación, el beneficio mutuo, y el largo plazo. Estas reflexiones deben servir a los empresarios y compradores que basan la relación con sus proveedores en el poder y la presión para lograr sus objetivos desconociendo el papel que representa el proveedor en los procesos de producción y comercialización, para replantear la forma de hacer negocios si se piensa en el largo plazo y en la verdadera responsabilidad social empresarial integral.
REFLEXIONES
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Pagar los tributos no salda la deuda social con ella
Aportes de la vecindad Son bien y fácilmente visibles los numerosos, necesarios e indispensables aportes hechos por la vecindad a la empresa que se instala dentro de ella o que ha contribuido a su expansión. Hay una infraestructura comunitaria en servicios públicos que se aporta y a la que accede el organismo empresarial con costos ínfimos si se les comparara con lo que significaría obtenerlos individualmente. Las redes de seguridad extramural, los sistemas de comunicación intra y extracomunitaria, la infraestructura de recreación y esparcimiento para el solaz y recuperación de la fatiga del trabajo, son otros de sus aportes. De la organización política y administrativa del ente territorial con todos sus servicios, de la disposición cultural y religiosa, de la institucionalidad educativa, financiera y de salud, de todo ello se beneficia enormemente la empresa. Recibe, también, todos los beneficios ambientales, mayores o menores, propios de su vecindad, presentes con el uso de su tierra, su aire, su paisaje, los que ha de evitar contaminar con sus procesos. La buena voluntad de la comunidad Tal vez el mayor bien que brinda la vecindad es la buena voluntad de sus gentes, el aprecio y respeto por la empresa, que, cuando decaen, son capaces de hacerla salir de su entorno. Este mayor bien no sólo hay que valorarlo sino cuidarlo intensamente. Es cierto que la empresa ha de pagar al Estado comunitario los tributos propios de su actividad, pero nunca alcanza a compensar con ello la deuda social contraída con su entorno. También es cierto que muchos de los servicios vecinales no le son dados por gratuidad, pero, el hecho de tener posibilidades de acceso a ellos, ya es de por sí una garantía de base para su desarrollo. Por ello, la empresa no puede escudarse en que ya paga impuestos y que por lo tanto no tienen otra obligación con su vecindario. No. Tiene la obligación de la responsabilidad social integral en condiciones y medida de su capacidad de generación de riqueza, que es su fundamental responsabilidad, porque parte de esa riqueza la obtiene por los beneficios derivados de él. Esto no es “voluntario”, como lo dice alguna empresa certificadora de RSE. Es una obligación en conciencia, que, afortunadamente, algunas empresas ya han asumido con claridad.
REFLEXIONES
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Convicción y personalidad social
La responsabilidad social empresarial debe ser integral. (RSEI) Cuando agregamos este adjetivo a este concepto, estamos afirmando que debe nacer de una firme convicción y de unos principios compartidos de buena fe, de total transparencia y de un habitual comportamiento en todas las acciones empresariales, lo que se traduce en las virtudes propias de la empresa que la distinguen, constituyéndose en su personalidad social. Aquí no pueden tener cabida ni la mala fe, ni la doble moral, ni la conveniencia farisaica en el obrar, sino que tiene que ser producto de la convicción acerca de que es necesaria una línea permanente y clara del bien hacer en todos los actos propios de la organización. Esta integridad torna visible la intencionalidad del quehacer empresarial, y catapulta su credibilidad, su respeto y la fidelidad a ella. Los canales informales de comunicación son los principales avaladores de las conductas empresariales adecuadas, o los sancionadores de las no adecuadas. La respuesta que pueda esperarse de una campaña publicitara para contrarrestar los comentarios sancionadores de persona a persona, por e-mail, chat, redes sociales, se verá enflaquecida, si ese campaña solo es maquillaje a la realidad empresarial percibida, sentida y apreciada por el entorno, por falta de coherencia. Coherencia Por ejemplo, uno tiene que concluir que hay coherencia en el comportamiento de una empresa: Si se observa que tiene una acción clara en lo que respecta a la protección del ambiente, y cumple a conciencia las obligaciones con sus proveedores.Si es la primera en llegar con los donativos en las tragedias, pero, además, se conocen sus planes, onerosos pero entusiastas, para no contaminar el agua, la tierra o el aire con sus procesos. Si es dadivosa con organizaciones sin ánimo de lucro que benefician a los animales, y cumple sus responsabilidades con la familia del trabajador. Si recauda importantes sumas de dineros entre sus trabajadores o clientes para ayudar a la comunidad las que adiciona con otras suyas, y obtiene buenas utilidades pero no a costa de salarios mínimos legales, sino de volúmenes y excelente servicio. Si da trabajo a personas discapacitadas, y es absolutamente transparente en la exportación o importación de sus productos. Esa coherencia, constatada, lleva fácilmente a deducir que esa empresa tiene integridad en sus responsabilidad social, porque sería muy difícil que tuviera otro comportamiento diferente en los demás campos, cuando tal comportamiento nace del buen hábito o virtud empresarial inculcada y mantenida.
REFLEXIONES
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En ausencia del: Dios te ve
En la época en la que la religión se asumía como un acto de fe, la que se consideraba ciega, los jóvenes educandos encontraban por todas partes un lema que orientaba sus conductas, aún en la intimidad personal: DIOS TE VE. Ahora con mayor racionalización muchos jóvenes, que han asumido reflexiva y voluntariamente su relación con un Ser Superior, continúan orientándose en la vida con la consigna, fortalecida, de que El está presente en cada uno de sus actos, en su corazón, en su hogar, en su sociedad, en su empresa. Y esto no solo es bueno en sí, sino digno de admirar, porque su fe responde a un convencimiento, a una asimilación de su creencia, a una vivencia coherente con lo que sienten, con lo que piensan y con lo que aman. Y así obran. Filantropia A otros jóvenes, su racionalidad los llevó a concluir que no es necesaria la creencia en un Ser Superior para que su vivencia responda a comportamientos dignos en su proceso de crecimiento de amor por el ser humano. Su filantropía les hace ser respetuosos, por convicción, de las normas de los grupos y de las personas, cualquiera sea su ideología. También ellos son dignos de admirar, porque sus actos responden a su creencia en los valores del ser humano y a su coherencia filosófica y al amor por los demás. Para nosotros, la de éstos debería ser la base fundamental de las primeras enseñanzas de comportamiento social en los hogares para sobre ella construir todas las demás opciones de creencia personal y grupal. Primero ser humano, luego ser religioso, ser político, ser económico. La TV te ve Pero hay jóvenes que ni creen en Dios, ni en el ser humano o que dicen creer en Dios pero a su modo, cuyos comportamientos nacen más de las excitaciones del vivir que de la reflexión del vivir. A estos, que Dios los vea o no, o que su comunidad los juzgue o no, los tiene sin cuidado. Su lema siempre será: “Obra como quieras pero no te dejes coger”. Para quienes desarrollan toda sagacidad a fin de que sus actos no les sean imputables, es necesario una vigilancia constante de las autoridades en todos los rincones posibles de la ciudad, también a través de la tecnología, de tal modo que sus hechos malvados no queden impunes. Sabemos que para ellos no es válida la frase DIOS TE VE del autocontrol religioso, o RESPETA A LA HUMANIDAD del autocontrol humano, sino que es necesario que las autoridades, además, llenen de cámaras de televisión públicas los pueblos y ciudades y divulguen abundantemente el lema: AQUÍ LA TV TE VE, con el fin de disuadir a quienes únicamente se abstienen de obrar mal por el temor a ser cogidos. Si la cámara “TE VE y la autoridad realmente te castiga” habrá mayor control legal sobre el bandido. Lástima, pero así ha de ser.
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Para todo empresa
Los Accionistas, el Talento Humano y el Estado Comunitario –ATHEC-, quienes son los que realmente constituyen la empresa por sus aportes, tienen unas obligaciones o responsabilidades sociales que hay que priorizar en función de su proyección social y de su capacidad, mayor o menor, de crear riqueza. La primera y fundamental obligación de la empresa es generar la mayor cantidad de riqueza de acuerdo con sus capacidades para quienes la constituyen: ATHEC, dentro de las estructuras legales y éticas que le atañen. Generación de empleo De esta generación de riqueza debe desprenderse paralelamente la generación de empleo, en razón de su triple búsqueda de contribuir a: a) Mejorar la calidad de vida de su entorno por la reducción de pobreza. b) Disminuir una de las varias amenazas que tiene la filosofía de empresa privada, en este caso la que significa un pueblo menesteroso, y c) Aumentar la base potencial de consumidores de productos propios o relacionados. Sostenibilidad El proceso de generar esa riqueza conlleva, también, actitudes éticas y legales de respeto al ambiente por convencimiento de la importancia de la interacción en la salubridad de empresa-comunidad y por la conveniencia de la seguridad propia y del entorno, en la sostenibilidad y supervivencia empresarial. Educación Debido a la estrecha relación entre la riqueza de un país, su ciencia, su tecnología, su política y su cultura para alcanzar los más altos estadios de la competitividad humana nacional e internacional, y para el desarrollo y la permanencia de una amplia economía de mercado, sustentadora del sistema del capitalismo social, la empresa ha de tener entre sus prioridades la respuesta de contribución al desarrollo de estas cuatro puntas de lanza de la economía mundial. Un pueblo sin educación en ciencia y tecnología, ni cultura social, ni económica, ni política, éticas, es pasto fácil de la demagogia socialista. Filantropía Dado que la empresa, en definitiva, es una organización de personas, debe profesar un profundo “amor al género humano” en todo su sistema de relaciones tanto interna como externa. En la filantropía se sustenta la vocación empresarial de servir en los momentos de mayor dificultad. Esta, que es tildada como el lado romántico e idealista de nuestro discurso, es la cadena que tiene que unir el transfondo de toda la responsabilidad social empresarial integral, para diferenciarla de la hipócrita publicidad usada por el sistema capitalista salvaje utilitario.
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En la administración de empresas
Porque todo lo que suene a debilidad pareciera que fuera impropio de emprendedores, de aguerridos empresarios, fuertes como robles, directos, insensibles, calculadores, que ni siquiera se ven, ellos mismos, como humanos. Craso error en el concepto de administración. Hemos de insistir en que, si bien la empresa no es campo fértil para la expresión de sentimientos, sí es necesario abundar en la humanidad que debe revestir el acto administrativo. Humanidad Cuando hablamos, aquí, de humanidad estamos enfatizando en el reconocimiento a la dignidad del hombre o la mujer que trabaja. No en otro significado distinto. Aceptamos que nadie, al interior de la organización, debe inspirar lástima, ni nadie debe sentir lástima por el otro. Pero en reconocimiento a la dignidad del trabajador, es preciso aceptar que sus propias debilidades humanas, tienen que hacerle objeto de la comprensión, la empatía y la atención del administrador en los momentos de dificultad. Esta aceptación parte del proceso racional, más que del emocional, y del reconocimiento de las capacidades del otro para la búsqueda de la solución de sus propios problemas. Este proceso racional impedirá que se invadan campos de decisión sobre sus propias actuaciones, las que cada uno debe enfrentar, pero también mostrará cuándo es necesario y oportuno brindar apoyo. A diferencia de las cosas, la persona está sujeta a los vaivenes de los acontecimientos internos y externos de la empresa, y su observación y acompañamiento administrativo incide en sus procesos creativos y productivos y en sus resultados. Por eso es necesario el administrador y no un robot. Fortalezas En la medida en que el Talento Humano alcanza mayores niveles de desarrollo, menos desea la compasión, la conmiseración, la piedad, pero sí es más exigente en el reconocimiento de su propia valía humana, de su aporte y del entendimiento, por parte de los demás, de lo que significa esa valía en la relación laboral. De ahí que no puedan, ni el entendimiento, ni la comprensión, ni el respeto, ni el apoyo al Talento Humano sonar como palabras débiles en la administración. Empezando porque el administrador también tiene que ser objeto de entendimiento, comprensión, respeto y apoyo por parte de sus administrados. En lo que también hay que enfatizar es en que, las cuatro, deben convertirse en palabras fuertes o fortalezas de un administrador centrado en valores.
REFLEXIONES
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En la empresa
Definimos el acto administrativo empresarial como la secuencia específica de momentos en que el profesional con responsabilidad en la orientación del Talento Humano, pone en práctica su ciencia y su técnica para conseguir un objetivo organizacional a través de una relación personal tanto individual como colectiva. Características del acto administrativo Hay tres características que distinguen el acto administrativo en la empresa: La profesionalidad, entendida como la cualificación de quien “ejerce una activad con relevante capacidad y aplicación”, en forma especializada. La ejecución específica de procesos propios de la administración que incluyen planeación, organización, integración, dirección, control, análisis de problemas, toma de decisiones, comunicación. La licitud, o el acatamiento de la razón, la legalidad y la ética. Deberes En el ejercicio de su acto, el profesional administrativo tiene derechos y deberes. De entre sus deberes vamos a destacar: Idoneidad: Entendida como aptitud técnica, legal y moral para el ejercicio de su cargo. La permanente actualización en todos los conocimientos relacionados con el acto administrativo le permiten realizarlo con plena conciencia. Justicia y equidad: El proceso demanda una gran capacidad, desarrollada, de dar a cada quien lo que corresponde y de acuerdo a sus méritos. Lealtad y compromiso: Tanto para con el aportante que representa como para con el Talento Humano. Resulta tentador inclinar la balanza de la lealtad hacia al aportante de capital y esquivar el compromiso con sus orientados. Consejería: La orientación racional y técnica, está presente en todo momento del acto administrativo. Secreto profesional: Por razón de la información que procesa, demanda su guarda. Humanidad: Reconocerse y reconocer a su orientado como persona. En consecuencia, la calidad del acto administrativo está exigiendo mayor profesionalidad, menos improvisación y rutina, porque está en juego el objetivo corporativo de la organización.
REFLEXIONES
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| (2)
En la empresa
Autonomía Respeto y autorrespeto Autonomía asfixiada
REFLEXIONES
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| (3)
En la empresa
Es un derecho del administrador. Pero este acatamiento, entendido como: aceptación, con respeto, de la autoridad o las normas legales u órdenes, ha de verse, además, como un homenaje que el orientado tributa, permanentemente, a su líder, verdadero líder, en acción, pensamiento y sentimiento. Porque la autoridad no sólo es delegada sino que debe ser ganada. Sin borregos Este acatamiento, en la empresa, no puede ser omnímodo o sumiso, porque el talento humano, aunque muchos lo quisieran, no puede aborregarse. El acto administrativo tiene que generar actos de respuesta más reflexivos, más meditados. Además, el administrador tiene todo el derecho a que su equipo le dé información de retorno o “feedback” sobre sus órdenes, su cumplimiento o sobre la necesidad de revisarlas. Administrador emperador vs. administrador abdicador El administrador emperador sabe bien que el acatamiento que recibe es una respuesta defensiva de miedo de sus súbditos mientras no tengan opciones de zafarse de ese estilo de dirección. También sabe que, aunque cosecha resultados inmediatos, nada está sembrando para el futuro y que las acciones de sus subordinados van en dirección contraria a sus sentimientos y pensamientos, y de pronto sí, en línea recta a los despropósitos de su despotismo. Grave amenaza interna contra el objetivo corporativo. Por su parte, el administrador débil o abdicador sabe bien que el acatamiento que recibe es elástico en extremo y que, a quien invade el miedo, es a él y no al equipo de trabajo. También sabe que los resultados están sujetos al vaivén del querer del equipo, y que el futuro estará cargado de anarquía. Otra grave amenaza. Autoridad y humanismo El acto administrativo tiene que ejercerse en un clima de acatamiento nacido de la capacidad del jefe-líder de saber aplicar la autoridad, conferida y ganada, en los momentos precisos, con la amabilidad y el rigor requeridos para que el Talento Humano sepa con certeza que hay una autoridad, pero que también hay humanismo, que no hay tolerancia pero si compresión con lealtad y compromiso pero también con disciplina. Atrás quedaron los actos administrativos fundamentados en el dominio o el agrado del otro, y se imponen los que se realizan con el acatamiento necesario para lograr los objetivos propios del conjunto organizacional con mutuo raciocinio y respeto.
REFLEXIONES
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La indivisibilidad del Talento Humano
Hay otra corriente antigua que se viene abriendo paso en algunas empresas y que retoma el viejo anhelo de algunos “administradores” que les gustaría que su Talento Humano fuera como un robot: Sin sentimientos, sin necesidad de tiempo para reposición de la fatiga, sin requerimientos alimenticios y sin vínculo alguno con problemas sociales o familiares. Esa filosofía, obsoleta, era observable en las entradas de las empresas con avisos que decían, más o menos: “Deje afuera sus problemas para entrar a trabajar”. Se pretendía que el trabajador dividiera su unidad vital sico-fisico-social, como si ello fuera posible. Ahora no se ven esos avisos porque chocarían con todos los mensajes de valoración del Talento Humano, pero se ven prácticas prohibitivas o restrictivas o de distribución, a límites inaceptables, estructural y funcional de los puestos de trabajo en algunas empresas, lo que comprueba que esa tendencia no sólo pervive sino que está cobrando fuerza, como última moda. Ya desde los albores de la administración científica se comprobó, por las ciencias sociales, la influencia del ambiente de trabajo en los resultados de los equipos de trabajo. Ya se ha venido desarrollado toda una teoría científica sobre la inteligencia emocional, que unida a la inteligencia racional y al esfuerzo físico constituyen el aporte del Talento Humano a la empresa. Ya se ha estructurado toda una doctrina en relación con elementales derechos del hombre y la mujer que trabajan. Nada de esto puede ignorarlo quien realiza el acto administrativo, por más racional, calculador y frío que se pretenda ser. Pero sucede que a la administración llegan profesionales de disciplinas diferentes como abogados, contadores, ingenieros, médicos, técnicos, que sin haber complementado sus estudios con la ciencia administrativa, creen que administrar es simplemente manejar una recua de individuos que tienen que abandonar su esencia humana para someterse a sus caprichos. Y así como los actos médicos y los actos jurídicos demandan un profesionalismo sin el cual no pueden ejercerse, así mismo el acto administrativo tiene que basarse en la exigencia del profesionalismo de quien debe realizarlo, y para lo cual se requiere conocimientos específicos, que otras profesiones, de por sí, no garantizan. Uno de ellos es el conocimiento profundo de la indivisibilidad del ser humano.
REFLEXIONES
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| (5)
La indivisibilidad del Talento Humano
Cada parte del proceso constituye un elemento indispensable y específico para el éxito general. Por ello, el administrador tiene que estar atento a la excelencia de la calidad de su intervención sin olvidar ningún paso, ni descuidar ningún procedimiento por reiterado que parezca. Hoy, el trabajo de orientación de Talento Humano demanda acompañamiento, convenido en su modo, que va desde el análisis, discusión y comunicación de los planes, pasando por la toma de decisiones y la ejecución, hasta llegar a la verificación concertada de los resultados. Indudablemente que este modelo administrativo está exigiendo un Talento Humano más desarrollado intelectual, sicológica y científica o tecnológicamente, y sobretodo un administrador suficientemente preparado para orientar un equipo de esta naturaleza. Administradores recién llegados
REFLEXIONES
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La indivisibilidad del Talento Humano
Ya en la época de crisis, cuando se necesitaba, en bloque, del concurso de todo el Talento Humano de la organización, la gerencia inteligente, racional y emocionalmente, buscaba, en él, no solo la cooperación sino la creatividad necesaria para pasar por sobre esas vicisitudes. Recordamos bien la imagen de aquel trabajador que después de exponerle a su familia, “familia de oro”, las angustias y los temores en su trabajo, y la invitación de la gerencia a la búsqueda de caminos, pasó gran parte de la noche investigando soluciones, con ella, para su empresa. Al otro día, también lo recordamos bien, llegó a la reunión de trabajo, con el retrato de su familia estrujado entre sus manos y con el aporte de ideas concretas de cómo creía que el y su familia podrían salir adelante. Ejemplos como éste, que registramos en uno de nuestros Correos de la Etica (CE599), tiene que hacer pensar a cierta gerencia moderna que con estulticia quiere desmembrar vínculos tan poderosos como el de la familia con el trabajo. Se olvida la trascendencia de la familia, para bien o para mal, en la vida del trabajador. Familias que sienten que la empresa tiene actitudes humanas hacia el miembro que trabaja, están llenas de imagen favorable hacia ella, pero aquellas que lo maltratan física o sicológicamente, tendrán siempre un sentimiento y una palabra displicente, una incidencia en mala recordación y hasta en la inducción a no consumir sus productos. Busquen en su desafecto, posibles génesis de grandes conflictos laborales y verán que los encontrarán. La historia de los actos administrativos está llena de ellos desde el comienzo de la revolución industrial. El juego con los sentimientos del Talento Humano, resulta ser un juego peligroso y el deslinde que se pretende de lo emocional, ni el mismo gerente que lo impulsa, por más frío, calculador y racional que sea, es capaz de lograrlo. Si no, observen ese hombre o mujer, que se cree de hierro, cuando se enferma. A veces cuando las cosas empiezan a ir por buen camino, se olvida el aporte de quienes contribuyeron a enderezarlas.
BUENAS MANERAS
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Una escuela de ética civil empresarial
Durante todo este tiempo anterior, de inmensas satisfacciones para nosotros, hemos podido estructurar una escuela de pensamiento en relación con el deber ser del aportante de capital y del aportante de talento humano, tanto de la empresa privada como de la pública. Esa escuela se ha ido plasmando en nuestros dos libros de ética civil empresarial, en nuestros programa en Radio Bolivariana , en nuestras dos páginas Web, en nuestros talleres en las empresas y en el correo electrónico semanal que sirve a casi 7000 abonados. Esta escuela de pensamiento responde a una línea clara: La administración centrada en valores en el marco de un capitalismo social, y a unos ejes temáticos: La dignidad del trabajo, el valor del Talento Humano, la responsabilidad social empresarial integral, y la actitud de servicio del servidor público. Nuestra teoría de valor establece los grandes valores que se encadenan en la vivencia empresarial: El económico, el socio-cutural, el humano y el ético. En ella, aunque no hemos encontrado mayor resistencia, sí observamos que nuestro énfasis está en contravía de algunos porque creemos profundamente que el reconocimiento del valor ético y humano, facilita el jalonamiento de los demás valores. Donde sí la hemos hallado ha sido en los ejes temáticos, porque hemos tenido que dar la batalla frente a una sociedad que todavía cree que el trabajo lo hizo Dios como castigo. A unos trabajadores, administradores o administrados, que siguen anclados al viejo concepto de creerse, considerarse y actuar como recursos humanos. A unos emprendedores que ven la responsabilidad social más como mercadeo que como respuesta integral, debida, en justicia, a su entorno, y a unos servidores públicos que todavía ven a sus usuarios como súbditos y que como amos buscan ser servidos antes que servir. Sabemos de nuestras limitaciones y no hemos vacilado, en reconocerlas y en “invitar a nuestros lectores a llenar sus vasos de este saber prudencial que se nos ha dado, aunque en nuestro propio vaso se oculten grumos de errores, que sabiéndolos tamizar, permitirán ver la fuerza cristalina de este mensaje nuevo”.CE517. 2011, entonces, será nuestro décimo quinto año de trabajo para que la empresa privada y pública rindan, sin vacilación, tributo a los valores.
BUENAS MANERAS
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Antes que perfecto
El hombre bueno lo es porque quiere, porque se propone serlo, se dijo. Y empezó a recordar a todos aquellos hombres y mujeres que en su larga carrera como maestro tuvo el honor de orientar y aquellos trabajadores que en las empresas recibieron con su liderazgo los frutos de sus decisiones. Los veía desfilar por el largo camino de la vida, todos ellos con una ilusión en perspectiva, anhelantes, activos, en busca de sus metas vitales. Pero también veía sus momentos de fallecimiento, de desánimo, de dificultad para seguir su propósito. Hombres y mujeres buenos, a los que un error hacía equivocar en su camino, y sentía su sufrimiento y su frustración, pero eran buenos, se habían equivocado. A muchos los veía regresar a su senda, otros se perdían en la oscuridad de sus miedos y de la perseverancia en su error. Y se preguntaba: ¿Cuántas veces el administrador sólo ve en el Talento Humano las debilidades concomitantes con su ser, y no ve en él a ese hombre y a esa mujer buenos, capaces de conquistar sus metas con su clara orientación, y permanecer en la vía de sus realizaciones con el apoyo oportuno de su liderazgo? Porque pareciera que el administrador soñara con tener bajo su orientación a hombres perfectos, sin posibilidades de error o de desánimo, sin capacidad de fatigarse en la consecución de los propósitos organizacionales. Y al hombre perfecto casi es imposible encontrársele. El natural humano, pensaba, es un ser bueno capaz de errar, de equivocarse en la elección de lo que cree que es un bien para él cuando es un mal, o de cambiar su voluntad de obrar el bien por la de deliberadamente hacer el mal. Maestro: El mundo de la empresa está necesitando que tanto el administrador como el administrado se reconozcan como seres humanos capaces de infinita bondad, pero no perfectos. Siempre, unos y otros, tan llenos de valores y de debilidades y tan capaces de irradiarse mutuamente con la fuerza de su luz. El viejo maestro vio cómo en el horizonte, los negros nubarrones se volvían más oscuros a medida que el sol debilitaba su luz.
BUENAS MANERAS
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Derecho y deber del Talento Humano
La igualdad en la empresa no es sólo cuestión de género. Cuando hablamos de igualdad en la empresa nos estamos refiriendo a un principio básico relacionado con nuestro sistema, que tiene sus raíces en la justicia social, y que hace énfasis en igualdad de oportunidades como posibilidad, para quienes trabajan, de acceder al bienestar creciente. Difiere este concepto del de igualdad en los resultados que más corresponde al pensamiento colectivista. La igualdad de oportunidades está íntimamente ligada al reconocimiento de un capitalismo social, por lo tanto no es algo que simplemente nazca de la bondad del empresario, sino que está intrínseca a la generación de valor organizacional, no salvaje. El campo de las oportunidades empresariales tiene que ser igual para hombres y mujeres, jóvenes y adultos mayores, blancos y negros, creyentes o incrédulos, y demás. Pero dentro de esos rangos habrá quienes se diferencien por su inteligencia, por su constancia, por su entrega, por su conocimientos, por su ciencia, por su técnica, por su interés en progresar, por sus habilidades físicas y espirituales. Y si bien todos tienen este derecho, estos últimos son los llamados a alcanzar los mayores beneficios en ese campo. Consciencia de la vida de trabajo De aquí se desprende que el trabajador tiene que ser consciente de que su vida de trabajo no puede ser rutinaria, que tiene que enfrentar el reto permanente de su superación personal, si quiere aprovechar la gama de oportunidades que puede y debe brindarle su empresa. Estudiar para actualizar o aprehender nuevos conocimientos, mantener alto grado de compromiso y lealtad, obtener nuevas habilidades para el trabajo en equipo, desarrollar elevados niveles de creatividad, mantenerse física y mentalmente sano, ser humanamente competitivo y, por sobre todo, tener un claro proyecto de vida que le permita orientarse hacia una meta precisa o alternativa, en su propósito de aprovechar la igualdad de oportunidades, son formas como el trabajador puede dejar la rutina que le limita su bienestar creciente. Pero el empresario y sus administradores tienen también que tener clara una política de reconocimiento del derecho a esta igualdad, definiendo su alcance, estimulando y facilitando, a todos los administrados, los procesos para su formación y el desarrollo de las actitudes necesarias para lograrlo. Se concluye que la igualdad de oportunidades empresariales, tiene que ser simultáneamente un derecho y un deber para el Talento Humano por su vocación al pleno desarrollo.
BUENAS MANERAS
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Medición por valor
Todo trabajo debe tener un indicador estándar de su productividad. Cada trabajador debe fijarse su propio indicador y su propio sistema de medición de sus resultados, indistintamente de lo mínimo que señala la descripción de responsabilidades de su cargo. Esta disciplina permite evidenciar, diariamente, el nivel de satisfacción personal que el resultado de su aporte produce y definir los cambios necesarios para lograrlo si no hay esa autosatisfacción. Uno no tiene por qué esperar a que sea el jefe-líder el que le defina si está haciendo bien o no el trabajo que es de su responsabilidad, sino que debe asumir su propia jefatura y liderazgo en ello, para encontrar los máximos reconocimientos por el deber cumplido en su propia conciencia. Cuando un trabajador asume esta actitud de medir personalmente su propia productividad, su relación con el mando se facilita porque, de antemano, conoce sus fortalezas y limitaciones, puede plantearse formas de revisión y de mejoramiento antes de cualquier control exterior, y puede enorgullecerse de las unas o explicar las otras a su orientador, sin que tenga que justificarlas o buscarse excusas no reales. El formar este hábito de autocontrol, va a permitirle, además, forjarse una actitud frente al trabajo que le preparará para el trabajo independiente o para desarrollar su capacidad de liderazgo. Actitudes como estas son las que establecen la diferencia competitiva en el aporte del Talento Humano a la empresa y la que indican con claridad la distancia con aquellos que esperan supervisión y control para su gestión. El Administrador debe fomentar y estimular el desarrollo del hábito de la auto medición de la productividad, si realmente quiere estar en la línea de la escuela de la Administración Centrada en Valores tan radicalmente diferente a la formadora de supervisores y capataces.
BUENAS MANERAS
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Por la dignidad del trabajo
El trabajo diario hay que convertirlo en un verdadero reto permanente. Está claro que el trabajo que uno realiza, sea cual fuere, se constituye en la fuente de ingresos para su existencia. Pero si el trabajo se rutiniza, fácilmente se pasan años y años ejecutándolo, y, sin darse cuenta, se encuentra uno a puertas de su envejecimiento, sin mayores obras entre manos. El reto del trabajo hay que buscarlo en el crecimiento personal. No puede ser que se pasen cinco, diez, veinte o más años en el mismo trabajo con la misma rutina, porque uno no tuvo esa visión retadora. Está bien que se permanezca de por vida en una profesión u oficio, pero creciendo. No que se sucedan los años viviendo de él sin nada que agregar a su bagaje vital, cultural, social, económico. Con mucha frecuencia se observa, sobre todo en oficios operativos, que las personas se conforman con lo que tienen, y no hacen nada por abandonar o crecer en el oficio al que llegaron, algunas veces sin querer, otras porque no había algo más, y ahí terminan su vida laboral. Sabemos que muchas veces es difícil avanzar en estudios superiores, o entrenarse mejor para el oficio, o conocer nuevos y diferentes oficios, porque todo ello requiere sacrificios, años de estudio paralelos al trabajo, agotamiento, a veces dificultades con la familia, con la presencia en ella, con la economía del hogar, pero mientras se mantenga vivo ese reto en el alma del trabajador, las dificultades se allanan. Y es mil veces más grande, más satisfactorio y más diciente ese sacrificio, que quedarse ahí vegetando al pie de un oficio que le da el diario yantar físico, pero que, por sí solo, ensombrece la dignidad humana. El trabajo para que sea digno tiene que tener ese significado de reto espiritual. ¿El tuyo lo tiene?
BUENAS MANERAS
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Fundamentación ética
El compromiso ético tiene que reforzarse en la empresa con una tríada compuesta por la fe, la ciencia y la estética. Aunque en el mundo actual, fe y ciencia parecieran ir por caminos diferentes, la creencia o la no creencia, están presentes en todos los actos humanos. Por ello, el administrador tiene que tener claro este concepto, aunque considere irrisorias algunas prácticas de sus administrados, aunque viva una fe diferente a la de ellos, o aunque no tenga fe alguna, porque en la empresa debe haber un profundo respeto por la libertad religiosa. Pero la tarea administrativa no va sólo hasta el respeto, va más allá, hasta facilitar su práctica, pasando por la incentivación de la vivencia de su credo. Reforzar la fe, en hombres y mujeres que trabajan, significa cultivar el fundamento de su bondad, así como cultivar el humanismo en el no creyente contribuye a fortalecer su calidad humana. Pero fe o humanismo, sin ciencia, no es suficiente para la competitividad humana esperada en los procesos organizacionales, así como ciencia, sin fe o sin humanismo, sólo contribuye a la robotización o explotación del ser humano. El tercer elemento de la tríada, es la estética. Al trabajador hay que facilitarle la expresión de la admiración por lo bello. Hay que rodearlo de belleza ambiental. La tugurización del puesto de trabajo, la falta de aseo, limpieza, higiene, seguridad, contribuye al deterioro de esta percepción de “medio ambiente bello”. La arquitectura empresarial no puede quedarse en el solo plan de maximización del espacio para la máquina y la minimización para el hombre. Las oficinas y fábricas tienen que ser bellas, si quieren ser inspiradoras del comportamiento humano. Fe, ciencia y estética, como avenidas de la ética, son facilitadores claves de la diferenciación empresarial basada en la competitividad del Talento Humano.
BUENAS MANERAS
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Que la riqueza de la nación llegue a todos
Ahora que prestigiosas universidades están publicando sus conceptos sobre competitividad, tenemos que insistir en la tesis que desde aquí hemos venido planteando, acerca de que la competitividad es fundamentalmente humana. Quiere decir que sin el desarrollo integral de los nacionales, la competitividad, no se logra. La manifestación de la competitividad, está claro, que se ve en el crecimiento económico, pero éste tiene que llegar a todos los que conforman la nación. Pero no puede interpretarse la competitividad únicamente como crecimiento económico, hay que, necesariamente, no “deseablemente”, llevarla al campo del desarrollo integral humano sostenible. Ahí está la verdadera manifestación de la competitividad. Países, como el nuestro, no logran salir de los niveles inferiores de los rankings mundiales de competitividad, porque pese a todas las manifestaciones públicas que hacemos de lo grandiosa que es nuestra gente, de lo importante que es nuestra gente, de la maravilla de gente que tenemos, los resultados de las mediciones son bien diferentes. Tenemos que trabajar más en la educación, formación y capacidad de nuestra gente. Tenemos que hacer que sean más las personas que en nuestra nación alcancen elevados niveles de formación técnica y científica, de estructuración ética, de participación social, de cultura empresarial, de sostenibilidad, de respeto por los derechos humanos, y de participación en la riqueza presente y futura que el país logre con su competitividad. Dejémonos de estar soñando que con la educación, la formación, la ética y la cultura que actualmente tenemos podemos llegar a estadios de desarrollo como el que el país, rico por naturaleza, necesita. Pero también sentemos los pies en la tierra para dos reflexiones: Una, que la competitividad humana no se consigue si todos los nacionales no están en la meta de la riqueza del país, y dos: que la principal manifestación de la competitividad es el desarrollo humano integral sostenible del Talento Humano, porque esto conlleva al crecimiento económico y no al revés. Y porqué ¿no al revés? Porque la experiencia muestra que muy pocos se benefician con la riqueza que muchos construyen. Y se dicen competitivos. .
BUENAS MANERAS
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Así ¿qué esperanza de paz se puede tener?
La falta de humanidad, la fiereza de ánimo y la impiedad se vienen apoderando del deporte activo y pasivo. El deporte que está llamado, a través de sus disciplinas de competencia y desafío, a generar valores morales, cívicos y sociales, está tomando características insólitas que atentan contra esos valores. Se han vuelto frecuentes los asesinatos de jóvenes por portar una camiseta o una gorra de un equipo; las batallas campales después de los encuentros deportivos son, también, constantes. La mala intención de los deportistas de hacer daño al contrario que es más hábil, con la zancadilla aleve, con la lesión intencional para sacarlo del juego o de la vida deportiva, no demuestra ningún valor social ni humano. Ahí está visible la fiereza del hincha y de los jugadores. En los espectáculos taurinos se quiere ver más sangre, más exposición del torero y como que se alienta la esperanza de verlo sucumbir bajo las astas del animal, porque ya está previsto que el noble animal ruede bañado en su propia sangre y ahogándose en ella. Ahí está visible la impiedad del torero y de los asistentes al espectáculo. En el boxeo la falta de humanidad se observa en cada golpe que los pugilistas se dan y más cuando son mujeres las que se trenzan en combate. En todos ellos está la pasión desbordada o la mano silenciosa del apostador o del dueño de los pases, que no de los deportistas, que sacan ventaja de la inhumanidad, de la fiereza, de la impiedad. En otros deportes los choques intencionales de consecuencias imprevistas, los codazos, los atravesamientos mañosos, están demostrando la capacidad de crueldad desarrollada para lograr, a como dé lugar, vencer al competidor. Y todo esto lo está observando y lo está absorbiendo una niñez y una juventud ávidas de emociones fuertes. Mientras la crueldad se siga apoderando del deporte ¿qué esperanza queda de que la paz, el humanismo, la piedad por los demás seres humanos, animales y vegetales pueda llegar a anidar definitivamente entre los ciudadanos? ¿Y, quién está haciendo qué, para evitar que esta cultura de la crueldad cese? .
BUENAS MANERAS
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¿Para qué es la democracia?
La criminalidad no se detiene y muchos buenos ciudadanos no se atreven a denunciarla porque su testimonio no tiene el respaldo de respeto por la integridad de quien, valiente o temerariamente, se atreve a cumplir los deberes que su ética civil le impondría en condiciones adecuadas. Si usted denuncia a un asesor de salud, al que le ha pagado cumplidamente para que le gestione sus procedimientos, porque se ha robado el dinero y no lo ha reembolsado a la empresa prestadora de esos servicios, lo mata o lo deja mal herido. Si se atreve a declarar un asesinato que vio cometer, la intranquilidad se apodera de usted porque son frecuentes las amenazas contra los testigos. Si usted reclama sus derechos de propiedad como desplazado, contra quien abusivamente se apropió de ella, teme por su vida debido a las represalias que el criminal toma. Si usted acusa a un servidor público por corrupción, por participación en bandas criminales, o por cualquier otro delito, hasta tiene que irse del país. Si usted delata a un compañero de trabajo, porque le está robando a la empresa, siente que sobre usted y su familia se ciernen amenazas. Si usted va a manifestaciones públicas en contra de la violencia y del secuestro teme ser grabado por las cámaras porque los terroristas fácilmente lo identificarían. Si usted se resiste a pagar las vacunas que le imponen por movilizar su vehículo de servicio público, se expone a que lo maten o se lo incendien. Es frecuente ver en televisión que muchos ciudadanos que se atreven a denunciar tienen que pedir, a quienes los entrevistan, que no revelen su rostro, ni su nombre o que distorsionen su voz. Y aquí no pasa nada. ¿Cómo pueden los ciudadanos de un país democrático, vivir en medio de tal zozobra? ¿Cómo va a haber quién salga a las manifestaciones, denuncie, dé testimonio, si sabe que con ello se pone una espada de Damocles? ¿Esto es normal en todas las democracias del mundo? Si es así, entonces ¿para qué es la democracia? ¿Para qué democracia? ¿Dónde está la fuerza del Estado capaz de garantizar la hacienda, honra y vida de los ciudadanos? Parece que no hay con quien, o si los hay, están metidos en peleas políticas para distraer a los ciudadanos de los verdaderos problemas de fondo que padece esta democracia.
REFLEXIONES
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Fuerzas incontrolables naturales o provocadas
Aquel viejo maestro abrumado por el peso de la visión dantesca de los recientes sucesos naturales, meditaba: La pervivencia de la humanidad, en todo momento está amenazada. El mismo devenir del proceso cósmico pareciera que quisiera sacudirse de unos seres, inteligentes sí, pero con enormes debilidades frente a sus fuerzas desbocadas. Mansos ríos convertidos en caudalosas borrascas que arrasan, sin piedad, tanto la humilde vivienda del que solo sabe sacarle frutos a la tierra, como del potentado que la escarba, inmisericorde, para cambiarle su vocación. Hermosas montañas, taladas o sin talar, amadas muchas veces como cerros tutelares de un pueblo, que se precipitan por los diluvios de agua que no soportan y lo destruyen. Espumosas aguas de los mares que bañan solariegas playas, convertidas en rugientes y tempestuosas olas que arrasan cuanto encuentran, dejando dolor, llanto, miedo, desolación, miseria y muerte. Y soberbias plantas nucleares fruto de la sabiduría humana, impotentes ante la acción de las fuerzas de la naturaleza, que deterioran la vida y el ambiente de todos los seres vivos por las fugas radiactivas. Además de las fuerzas naturales, desde nuestro propio interior, los mismos seres que conformamos esta humanidad, contribuimos a su destrucción con acciones, comportamientos, emprendimientos, ejercicios militares y guerras de no calculados efectos sobre ella. Maestro: ¿Verdad que desde la empresa el hombre tiene que preguntarse sobre lo que está haciendo para salvaguardar la humanidad de las amenazas crecientes del propio desarrollo incontrolado? Desde la empresa, sí, desde la empresa, concluyó el viejo maestro, todos, deberíamos elevar una oración por los que hoy caen o sufren, víctimas de esas fuerzas incontrolables, las que también podemos estar contribuyendo a desatar.
REFLEXIONES
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Menos gastos del Estado y menos corrupción
El advenimiento, en las tres últimas décadas, de la expansión de una nueva clase empresarial a partir de la necesidad de los ciudadanos de desarrollar las propias fuentes de trabajo (trabajo que ni las grandes industrias ni el Estado han tenido la capacidad de ofrecer a una población creciente en número y en capacitación), ha creado una base impositiva de la que se vienen aprovechando y la que vienen succionando las rémoras del Estado, sin que haya un pueblo que sea capaz de gritarles: “NO MAS IMPUESTOS”. Nunca antes el país había visto que sobre la estructura económica de pobreza que todavía permanece mayoritaria, se levantara una estructura de corrupción, de exigencias salariales desbordadas entre los servidores públicos, de enormes gastos innecesarios estatales: Grandes sumas de valor de jubilaciones autorizadas, para sí, por los mismos que aprueban las jubilaciones con salario mínimo legal para esa gran mayoría, y que sonríen, con complacencia, por el “gran favor” que, así, le hacen al pueblo. Salarios desorbitados en todas las ramas del poder público. Corrupción rampante. Contrataciones con avances escandalosos de dinero que se pierden en la lentitud de las obras o porque descaradamente algunos contratistas se las apropian y las reparten con quienes se las aprueban o se las cabildean. Grandes inversiones en guerras que pareciera que no tuvieran interés en acabar porque de ellas perviven y se enriquecen muchos sectores. Una imperceptible acción de las asociaciones, organizaciones o promotoras de creación de empresas, mientras el monstruo de mil cabezas se regodea bañándose en los crecientes impuestos de todo orden que los municipios, los departamentos, la nación imponen a su antojo. Entre tanto la empresa se desangra, las utilidades para inversión, desarrollo y generación de empleo se reducen, y el ansia de construir riqueza para todos se diluye en el poder impositivo del Estado. Mientras el pequeño y mediano empresario tiene tantas dificultades para obtener su rentabilidad, para inyectar nuevos capitales a su negocio, de un plumazo el Estado consigue toda la plata que quiere para sostener su paquidérmica estructura y a los miles de zánganos que de ella viven. Claro que entendemos el sentido de los impuestos, de su importancia, de la necesidad de esta contribución, pero hay que tener sumo cuidado porque se les está yendo la mano tanto en el gravamen, como en su derroche.
REFLEXIONES
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¿Quién la frena si la demanda no lo hace?
A pesar de algunas manifestaciones de la banca tradicional de rebajar costos de intermediación, todavía se observan muy altos para ser un sector de servicio. Sabemos perfectamente que la productividad del país no está solamente en un sector, que en todos –primario, secundario, terciario y cuaternario- tiene que estar presente. Pero cuando el segmento de servicios financieros succiona, sin consideración, el capital de los demás sectores, hay un desequelibrio enorme, que ya vimos cómo conduce a grandes crisis nacionales e internacionales. Nuestros legisladores y gobernantes, eficientísimos en tratar de prohibir la venta, en tiendas de barrio, de una cucharada de aceite y de una tajada de quesito, o de imponer multas si uno no lleva una bandita plástica (curita) en el “kit” de primeros auxilios de su vehículo por si se presenta un accidente, no han tenido esa misma eficiencia en controlar el exceso de cobro de intermediación en la banca tradicional. Y si no hacen esto, menos están haciendo en alinear esta banca hacia el concepto de Banca Etica. Porque no solamente se están presentando enormes costos financieros para la empresa usuaria de los bancos, sino que uno no ve, al sector bancario, explicando su responsabilidad con cuentas de personas y empresas que son juzgadas por el carrusel de la contratación ni se oye de investigación alguna a esos bancos que se benefician de las enormes transacciones de algunos de sus clientes implicados en componendas o narcoterrorismo. Sabemos de lo difícil que es controlar la destinación de los préstamos bancarios, pero ya hay pronunciamientos claros de la Banca Etica, sobre su responsabilidad con el lavado de activos. Mientras la banca tradicional no asuma los principios de la Banca Etica, mientras nuestros legisladores y gobernantes no limiten la gula financiera de los bancos tradicionales, el consumidor de esos servicios tiene que tomar actitudes colectivas que impidan que continúe esta explotación inmisericorde. Ya muchos han buscado las mejores ofertas económico-sociales de la economía solidaria, otros se han desbancarizado, pero aún quedan otros, como aquellos trabajadores a quienes se les consigna su sueldo en un banco tradicional, cuyo salario se reduce por el excesivo costo de esos servicios. La Banca Tradicional es un ejercicio empresarial necesario en nuestra economía, pero no puede estársele yendo la mano en su afán excesivo de lucro.
REFLEXIONES
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La forma de obtener la rentabilidad habla de la dignidad de la empresa
Suelen llegar correos de personas que durante muchos años han trabajado por incidir en el mundo empresarial para hacerlo más humano, en busca de apoyo a fin de no desistir en su propósito, pese a la constante demostración de que hay empresas que, en su afán de lucro, consideran que es lícito obtener su rentabilidad a como dé lugar. Y uno tiene que confesar que hay momentos que se contagia de este sentimiento de imposibilidad, sobre todo cuando ve empresas, abanderadas de un discurso de responsabilidad social, siendo investigadas por engaños con sus productos o intentando apropiarse del derecho de propiedad de una marca o patrocinando programas radiales o televisivos en contravía de los principios que dicen profesar. Empresas que posan de dignas. No les ve uno ese alineamiento, necesario para la credibilidad, entre lo que pregonan y lo que hacen. Porque parece que el fondo de sus creencias no es un compromiso serio con ellas sino una gran estrategia para engullirse la mayor parte de la torta del mercado. Y así, fácilmente, pregonan su amor por la nación, por la región, su identidad con nuestra identidad, para manipular nuestro sentimiento nacionalista y regional a favor de su marca, sin importarles la explotación del proveedor, sin importarles la quiebra de los demás, sin importarles la inducción al engaño del cliente, sin importarles el ambiente, con tal de obtener pingües ganancias. Gula de lucro. Ese lenguaje doble en muchas empresas privadas, por la generalización, es el que contribuye a poner en duda toda la actividad de las empresas serias, de esas que no usan máscaras, de esas que no están pregonando su responsabilidad social pero que la cumplen a cabalidad, de esas que no están diciendo que para ellas lo más importante es el hombre, pero que lo ponen en práctica en el quehacer diario. Por estas empresas, por su legitimidad, por su compromiso, es necesario que no decaigamos en el propósito de recordar que la empresa privada es digna, porque esa dignidad es vívida en su interior. Y hay que seguir trabajando por ella.
REFLEXIONES
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En la esencia del ser humano
Gaius Julius Hyginius, un esclavo de César Augusto, al principio de nuestra era, escribió una fábula de gran significado, la que fue el fundamento de Leonardo Boff, para su libro El Cuidado Esencial. (Etica de lo humano. Compasión por la tierra). Como la gente de empresa generalmente no tiene acceso a estos temas, ya que su principal preocupación está centrada en el trabajo y en toda la tecnología que se encuentra a su alrededor, vamos a invitarla a unas reflexiones en torno a ese modo de ser esencial: El CUIDADO. He aquí la fábula, según Boff: “Cierto día, al atravesar un río, Cuidado encontró un trozo de barro. Y entonces tuvo una idea inspirada. Cogió un poco del barro y empezó a darle forma. Mientras contemplaba lo que había hecho, apareció Júpiter. Cuidado le pidió que le soplara su espíritu. Y Júpiter lo hizo de buen grado. Sin embargo, cuando Cuidado quiso dar un nombre a la criatura que había modelado, Júpiter se lo prohibió. Exigió que se le impusiera su nombre. Mientras Júpiter y Cuidado discutían, surgió, de repente, la Tierra. Y también quiso dar su nombre a la criatura, ya que había sido hecha de barro, material del cuerpo de la Tierra. Empezó entonces una fuerte discusión. De común acuerdo, pidieron a Saturno que actuase como árbitro. Éste tomó la siguiente decisión, que pareció justa: “Tu, Júpiter, le diste el espíritu; entonces, cuando muera esa criatura, se te devolverá ese espíritu. Tú, Tierra, le diste el cuerpo; por lo tanto, también se te devolverá ese cuerpo cuando muera esa criatura. Pero como tú, Cuidado, fuiste el primero, el que modelaste la criatura, la tendrás bajo tus cuidados mientras viva. Y ya que entre vosotros hay una acalorada discusión en cuanto al nombre, decido yo: esta criatura se llamará Hombre, es decir, hecha de humus, que significa tierra fértil”. ¿Empresario: En relación con la gente que trabaja contigo, qué pensamiento te sugiere la lectura de esta fábula?
REFLEXIONES
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| (2)
Premisas de nuestra filosofía de empresa privada
La primera: El empresario, el administrador, el hombre y la mujer que trabajan, tienen, en su corporeidad -entendida como la fusión indivisible de lo espiritual y lo corpóreo-, el fundamento de su dignidad. Esto no se debe olvidar ni en el fragor de la producción ni en la lucha por el mercado, porque terminaría por manipularse principios de libertad, autonomía, dignidad, con tal de adquirir, a como dé lugar, los resultados económicos. La segunda: La gula financiera, la gula de lucro, la gula de poder, tienen que ser templadas por la intervención del Estado, porque, la tendencia empresarial y humana hacia ellas, seguiría reduciendo esa misión a simple explotación de seres o a disfrazar de bondad y magnanimidad de corazón, lo que sólo sería una estrategia de mercado. La tercera: La legitimidad de la búsqueda de la riqueza para todos, incluídos los más débiles, a través del sistema de empresa privada, no la exime del cuidado con que han de extraerse, cosecharse, producirse, comercializarse o usufructuarse los bienes de la tierra. Estas tres premisas facilitan la compresión de nuestro pensamiento con relación al cambio que hay que reconocerle al sistema que asume procedimientos y actitudes más acordes con el respeto por todos los seres, incluida la naturaleza, y a esa dignidad del aportante del Talento Humano: Hay un capitalismo democrático y social en constante desarrollo que se experimenta y visibiliza en la filosofía de empresa privada. A quienes nos escriben diciendo que somos ingenuos al pretender reencausar esta filosofía por los principios de la eticidad, la moral y la legalidad, tenemos que decirles que así como hay empresas y empresarios perversos, diabólicos, en su forma de ser, de actuar y de mostrarse en el ejercicio de su emprendimiento, también hay empresarios convencidos en su actitud, en su pensar, y en su accionar, de su responsabilidad social integral: ética, moral y legal. Y con seguridad que usted, que está leyendo esto, se encuentra entre estos últimos.
REFLEXIONES
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| (3)
Autocuidado de la filosofía de empresa privada
A partir de la claridad que hicimos sobre nuestra creencia y sobre el trípode que ha de sustentar la misión de la empresa privada, es preciso profundizar en el cuidado que debe tener el empresario en hacer que esta filosofía sea, no solo ampliamente conocida por sus públicos, sino compartida por todos los que aportan a la empresa. Los empresarios suelen aglutinarse en asociaciones, en busca de su defensa, más desde el punto de vista económico y legal, pero poco, muy poco se ve que sus organizaciones demuestren profundo interés en el autocuidado de la filosofía de empresa privada; filosofía que constantemente está amenazada por las fuerzas, esas sí agresivas, de otras disímiles. Es como si a estos dirigentes les avergonzara confesar su credo o que vieran normal cómo crecen los enemigos del sistema. Por eso han omitido las siguientes importantes acciones de autocuidado: No se observa una documentación sustentada de los principios y valores empresariales que sirvan de derrotero a su doctrina. No se observa una documentación de las enseñanzas que deben transmitirse a todos los emprendedores que se inician, para que tengan las fortalezas necesarias para la continuidad de la filosofía con sus valores democráticos y sociales. No se observa un pronunciamiento claro que pueda compartirse con los aportantes actuales y futuros de Talento Humano del enorme beneficio sobre todo en oportunidades, en liberación de la creatividad, en autodeterminación económica y en progreso en la escala socio-económica que brinda este sistema. No se observan suficientes procedimientos documentados de presencia permanente en las aulas de enseñanza básica, media y superior que resalten la importancia de las finanzas, de los negocios, del emprendimiento, de la asimilación de la misión empresarial como creadora de riqueza para la nación, dentro del contexto de respeto a la dignidad de todos los seres que en ella intervienen, incluída la naturaleza, y se ha dejado todo en manos de otros que van por caminos diferentes. Y como consecuencia de esa falta de cuidado de las asociaciones, no ha sido posible superar las viejas creencias de que la empresa es explotadora sin alma, de que sólo es movida por el interés económico, y de que, en lo social, su trabajo es una máscara que sonríe pero que esconde las más perversas intenciones. A la exaltación que se hace cada año de industriales, comerciantes, microempresarios, le hace falta acompañarla de enseñanzas documentadas y certificadas en la filosofía de la empresa privada para que las jóvenes generaciones, imbuídas en otros pensamientos, encuentren, en su ejemplo, el camino de bienestar, bientener y bienser que demanda, con urgencia, la Nación.
REFLEXIONES
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| (4)
Cuidar la filosofía de empresa privada exige comportamientos éticos
Quienes somos conscientes de que la filosofía de empresa privada, basada en una concepción democrática y social, debe cuidarse por el bien de todos, esperamos, fervientemente: a) Que las grandes Empresas Prestadoras de servicios a la Salud y sus asociaciones, que están siendo investigadas por enormes y graves defraudaciones, demuestren, con meridiana claridad, su actuación dentro de los principios éticos de sus códigos de buen gobierno. b) Que se sancione sin consideración a las EPS que resulten involucradas en actos criminales. c) Que si resultan implicadas en prácticas corruptas, el Estado tome la decisión de no seguir delegando en ellas su responsabilidad del cuidado de la salud de sus ciudadanos y las estirpe, como se hace con un cáncer. d) Que las grandes y pequeñas empresas privadas contratistas del Estado, en todos los campos, denuncien con toda claridad las prácticas corruptas a las que son sometidas o las que muchas empresas utilizan para hacerse a esos contratos. e) Que caiga todo el peso de la justicia, con penas considerables, sobre aquellas empresas a las que se les demuestre el más mínimo nivel de corrupción en la contratación estatal. f) Que las asociaciones de empresas de la construcción expulsen de su seno a todos aquellos constructores afiliados que valiéndose de engaños, se están aprovechando de los beneficios de la vivienda popular para obtener lucros fuera del marco legal. Ya una asociación, valientemente, lo ha anunciado. g) Que sean castigados ejemplarmente y queden señalados ante la sociedad esos monstruos empresariales que son capaces de jugar con la vivienda de los más pobres. La empresa privada y sus asociaciones, en estos momentos, tienen que hacerse sentir con fuerza, porque de seguir presentándose tamañas aberraciones, pocos argumentos les quedarán para hacer creíble su mensaje de responsabilidad social y de su misión de contribuir a la riqueza de la Nación. Que unos cuantos pícaros no enturbien el agua que bebemos.
REFLEXIONES
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Urgencia de cuidar la filosofía de empresa privada
Las recientes encuestas de Gallup publicadas por noticieros y periódicos, presentan la opinión de los colombianos, favorable o no, sobre algunas instituciones entre las cuales está la clase empresarial colombiana y los sindicatos. De 18 instituciones sobre las que se tiene opinión desfavorable, la clase empresarial colombiana ocupa el puesto 7 y los sindicatos el 5. La Corte Suprema de Justicia está en el 6, el Congreso de la República en el 4, el sistema judicial en el 3 (¡Qué horror, Dios mío!) y los partidos políticos están en el primer ignominioso puesto. Esto muestra claramente que la empresa privada, en un sistema empresarial que por definición de la Constitución Nacional: “es base del desarrollo” (Art.333), no está mereciendo la mayor buena voluntad de los colombianos. Decíamos en nuestro comentario de la semana anterior, que, unos cuántos pícaros, nos estaban enturbiando el agua que bebíamos, pero según la desfavorabilidad de la opinión, pareciera que fueran más. Ese poco reconocimiento del pueblo colombiano a la empresa privada no es gratuito. Muchas, con facilidad suma, lo han venido engañando, le han mentido en su publicidad, le garantizan los precios más bajos del mercado cuando no lo son, su calidad es diferente a la certificada, le engañan en peso y en medida, le maquillan de acción social lo que no es, publicitan la protección del ambiente con campañas minúsculas cuando se le producen daños mayúsculos, le roban los dineros de la salud y de la vivienda. Es decir, el resultado de esas encuestas está demostrando que hay una fuerza perversa en el empresarismo que está derrotando a los empresarios de bien, a las empresas que sí cuidan con esmero la filosofía de la empresa privada. Pero, insistimos en que uno no oye los pronunciamientos contundentes de sus asociaciones para salvaguardar la imagen de este sistema, tan amenazado en nuestra región, ni ve grandes inversiones en educación cultural sobre el modelo que privilegia la Constitución Colombiana. Se cree que con solo invertir en campañas políticas de unos candidatos, que usualmente pasan cuenta de cobro por los servicios prestados, ya se está garantizando la pervivencia del sistema de empresa privada. ¿No hay quien lidere una acción educativa fuerte al interior y al exterior de las empresas para cuidar su filosofía, para mejorar la opinión de los colombianos sobre la clase empresarial, y para evitar que pase lo que en el vecindario? “Sé que mis palabras no se perderán” C.K.
REFLEXIONES
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Dar el justo valor al capital y al talento humano
Vimos la importancia de cuidar la filosofía de la empresa privada. A partir de ese concepto, es preciso profundizar en la forma como está constituida la empresa, para llegar a la comprensión del sumo cuidado que requiere el aportante de Talento Humano. Hay que insistir en que la empresa hay que verla como un conjunto de personas, no como una simple asociación de capitales. Si no se ve, ni se comprende como un conjunto de personas que aportan capital y talento, menos se verá su valiosa dimensión humana. El capital, por sí solo, nada genera, nada construye, nada produce. Ese capital tiene que ser manejado por personas, para que se alcancen los objetivos del conjunto empresarial. Ese capital, considerado muchas veces como una divinidad, tiene que entenderse exactamente como recurso, como algo para ser usado, para ser manipulado, para ser exprimido en beneficio de esos objetivos. Pero se había perdido la dimensión, y el capital, que debía estar al servicio de la gente, puso la gente a su servicio. El capital era el amo, el Talento Humano su esclavo. A éste es a quien se venía usando, manipulando, exprimiendo, porque se consideraba, equívocamente, que ese era el recurso, recurso humano, y los recursos son para eso, para exprimirlos. Talento Humano sobre el capital, es la gran variación propuesta por la nueva escuela de administración centrada en valores. Se reconoce el valor económico del capital y se reconoce el valor humano de los Talentos de una organización: dueños, administradores y ejecutores. Este es el gran reto del siglo en la nueva administración: Valorar en su justa medida lo humano, lo social, lo ambiental, lo económico. En su justa medida. Lo triste es que siguen saliendo profesionales de universidades que continúan considerando que el Talento Humano es el recurso y que el capital es su dios. Universidades forjadoras de manipuladores no de orientadores de Talento Humano. Y se ven muchos sindicatos exigiendo los derechos económicos, más que el reconocimiento de la dignidad de sus afiliados.
REFLEXIONES
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Hacia una política de sumo cuidado del Talento Humano
Si se reconoce la empresa privada como factor de desarrollo del país, y si se entiende el desarrollo como el impacto permanente y creciente sobre la calidad de vida de los ciudadanos, entonces, será fácil deducir que están dadas las circunstancias para fundamentar el sumo cuidado que debe tenerse con el Talento Humano en una organización empresarial. Pero no basta con la existencia de esa estructura ambiental favorable para entender, asimilar y vivir la naturaleza de tal cuidado. Es necesaria, además, la capacidad de los aportantes que conforman el conjunto organizacional (accionistas, dueños, administradores, ejecutores), de verse, sentirse, pensar, pensarse y actuar como personas. Si alguno de ellos no asimila, no comparte, no actúa conforme a este criterio de dignidad, no es posible llevar a la práctica su cuidado, como un acto fehaciente de reconocimiento, y por lo tanto, ajeno a manipulación. Si un ejecutor, por ejemplo, no se considera una persona, no piensa ni actúa como tal, tendrá siempre la actitud, el sello de esclavo. Y ¿qué reconocimiento de su dignidad puede esperar si él mismo no se dignifica? Si uno no ve al dueño, al accionista, al administrador, al ejecutor como persona, como ser humano, actor de aciertos y desaciertos, estará viendo en ellos ángeles o demonios y responderá, en su interrelación, a esa visión. Todos los hombres y las mujeres de una empresa, tienen que haber demostrado unos atributos suficientes para ser llamados a ocupar los puestos de trabajo, y por ende, a partir del reconocimiento de su potencial y dignidad, ha debido estructurarse o tendrá que estructurarse la política del sumo, extremo cuidado, del Talento Humano para garantizar la maximización de los objetivos del conjunto empresarial, que no son solamente los de su dueño. Esta política de sumo cuidado del Talento Humano, que suele estar latente en las organizaciones por este reconocimiento, o por ordenamiento legal o por simple ventaja competitiva que la fachada de humanización empresarial aporta, necesita ser rediseñada bajo su concepto dignificante, y difundida para su cabal cumplimiento.
REFLEXIONES
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Una nueva visión del accionista o dueño
Como persona natural, al accionista o dueño de una empresa siempre hay que mirarlo como persona. Suele ser alguien con aspiraciones, con iniciativa, con creatividad, con coraje, con retos, con visión de presente y de futuro, con decisión, con propósitos firmes en su bienestar económico, y aún en sus concepciones sociales. Esta persona tiene en sus manos un capital que aporta a la empresa. Su decisión de aportarlo, pasa por varios puntos de una gama que va, desde el interés netamente financiero, hasta el de contribuir a la generación de puestos de trabajo. La expectativa de que el capital reditúe las mejores tasas, es absolutamente lícita en nuestro sistema, mientras los medios que se utilicen para ello sean legales y éticos. Pero el accionista o dueño tiene que saber que su capital ha de cumplir una función social, y que en el proceso de obtener los réditos esperados, ha de ser útil para la comunidad en el ofrecimiento de bienes, de productos, de servicios, de trabajo, de respeto al ambiente, de responsabilidad con el entorno, de generación de riqueza para los conciudadanos. Es en ello en donde el accionista o dueño ha de poner toda su energía, todo su conocimiento, es decir, toda sus capacidades. Es por esto que al reconocérsele como persona de tales calidades, es preciso también reconocerlo como TALENTO HUMANO de su organización. Con sus grandes fortalezas, así como con sus desaciertos. A veces el propio accionista o dueño se olvida de que es persona. Por ambición se deja seducir y se compromete en acciones ilícitas, inhumanas, turbias y con ello contamina los actos y los pensamientos de toda la organización. También, a veces, los administradores ven a los accionistas o dueños como ambiciosos especímenes que buscan enriquecerse a como dé lugar. En las asambleas, su interés está en el accionista poderoso. El pequeño, que sabe perfectamente la función que también cumple su capital de generar trabajo y riqueza nacional, no es lo suficientemente escuchado, pero si bien, -diferente a la empresa solidaria- las decisiones no son por persona, sino por número de acciones poseídas, quienes concretan el acto de votar, quienes participan en la asamblea, son personas. En la entrega de dividendos, el pequeño accionista soporta, con frecuencia, las negligencias de aquellos a quienes ofrece trabajo con su capital. También, con mucha frecuencia, es ampliamente olvidado. No parecen saber, administradores y ejecutores, que el accionista o dueño es TALENTO HUMANO que aporta acción social y fortalezas con su capital, por lo que también debe ser objeto del sumo cuidado empresarial. Nueva visión.
REFLEXIONES
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El nuevo rol de la Gerencia de Gestión Humana
Más por conveniencia o por disposición legal, que por convicción, ese cuidado se viene dando y es visible en acciones como la salud ocupacional, la seguridad industrial, la formación profesional, el desarrollo de las habilidades del ser y del hacer, el apoyo familiar, la recreación, la compensación y demás actividades de la Gerencia de Gestión Humana. Sin embargo, es preciso trabajar más el sentido de convicción en estas prácticas, tanto de los dueños, como de sus representantes y de quienes llevan a cabo los procesos organizacionales. Uno observa, con mayor frecuencia de la debida, que quienes aportan su Talento Humano reciben este cuidado como dádiva, como carga o como derechos arrebatados. A partir de su corporeidad, -ese elemento donde se fusiona todas las partes constitutivas e imprescindibles del ser humano-, la persona que trabaja tiene que estar convencida de que toda acción de cuidado le es debida, por su dignidad, y que a sí misma se debe un profundo y extremo cuidado; profundo y extremo cuidado que también debe tener con las demás. Hemos insistido en la importancia de reconocerse, sentirse, ser digno y responder a través de las acciones, las palabras y los deseos a esta dignidad. A partir de este reconocimiento, de esta aceptación, entonces el cuidado se asume como un deber consustancial a su dignidad, es decir “de la misma sustancia, naturaleza indivisible y esencia”. Este es el objeto moderno de la Gerencia de Gestión Humana: Hacer que el Talento Humano de su organización, sea, se sienta y obre como ser humano digno. Ahí empieza el verdadero sumo cuidado: En la promoción del autocuidado, porque cuando hay dignidad en la persona y ella misma es consciente del esmero que debe tener por ella misma, es muy fácil llevarla a su más alto nivel de competitividad humana y empresarial. La tarea de la Gerencia de Gestión Humana de suavizar, utilizar las ciencias sociales para la manipulación y la explotación del ser humano, se acabó. Hoy solo es posible tener empresas dignas si todos los hombres y mujeres que conforman ese conjunto son, se sienten, obran y se tratan con dignidad y como tal cuidan de sí mismas y de las demás.
REFLEXIONES
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Responsabilidad personal y empresarial
Quien no ama su ser se expone, temerariamente, a riesgos para su integridad física; a la intoxicación por el abuso del alcohol y de las drogas; a la falta de cuidado y protección de su salud; a la pérdida de sus capacidades sensoriales por las exposiciones sin protección a los malos ambientes o por su negligencia en denunciarlos o exigir que sean enmendados. Quien no ama su ser descuida su salud mental; invierte mal los tiempos de descanso; no recrea su cuerpo, su espíritu y su mente; enfrenta el trabajo como una carga en vez de tomarlo como un medio de desarrollo; descuida su expresión exterior y su lenguaje; no le importan sus relaciones con los compañeros de labor. Quien no ama su ser no se alimenta constantemente con el conocimiento, ni se adiestra, ni se enriquece con las expresiones culturales del arte y la sensibilidad solidaria, ni lo fortalece ni embellece con las fuerzas espirituales de reconocimiento de su esencia superior ligada a la energía universal. Quien no ama su ser ve la familia como una carga; se aísla del entorno social que le brinda su comunidad; se desentiende de sus deberes en los varios escenarios en los que le corresponde actuar como persona. En esta expresión ascendente del amor por sí mismo, basado en el reconocimiento de la grandeza de su ser, el hombre y la mujer que trabajan tienen que tener el gran acompañamiento de la Gerencia de Gestión Humana que le ayude a crecer con nuevos horizontes, nuevos conocimientos, desarrollo de sus aptitudes y formación para la empresa y para la vida, con un auténtico, digno, elevado y respetuoso concepto del cuidado del Talento Humano. Porque, definitivamente, es lo más valioso, en términos de competitividad, que puede tener una empresa: personas que se aman y son amadas por lo que son. Seres dignos que aportan todo su Talento Humano para conseguir, con los recursos disponibles, los fines del conjunto. Al concluir esta serie, SUMO CUIDADO, queremos enfatizar que este es responsabilidad ineludible de cada aportante de capital y talento humano, sin disfraces, sin sentimentalismos, pero sí con elevado espíritu de respeto, mutuo y personal, por el reconocimiento de lo valiosa y digna que es la persona que trabaja.
REFLEXIONES
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Conductas toleradas y dañinas
Parece ser que cuando la manada ve que su líder empieza a decaer, o cuando siente que alguno de sus miembros no tiene la capacidad de cooperación con el colectivo, comienza a enfrentarlos, a retarlos, a buscar que se alejen de ella, que la abandonen. Esta conducta animal, también pareciera que se trasladara al lugar de trabajo donde el hostigamiento laboral, por diferentes actores, cumple la tarea sicológica o física de buscar que el líder con problemas o el ejecutor con dificultades o el compañero caído en desgracia, abandonen su lugar de trabajo a pesar de lo exitosos que hubiesen sido y que podrían continuar siendo, si se produjera un cambio del ambiente hostil. La conducta hostigante, tanto de administradores, como de ejecutores y compañeros de trabajo empieza desde la sutil ironía, el gesto desdeñoso, la mirada por encima del hombro, la acción señaladora con el índice, la posición desafiante de las manos en jarras complementada con la mirada dura y el movimiento vertical de la cabeza, el chasquear del dedo medio contra el pulgar, la palmada advertidora sobre la mesa o sobre los propios muslos, el gruñido insinuante de la voz, el resoplido al constatar la presencia del hostigado, el roce mal intencionado al cruzársele. Luego, esa conducta avanza hasta el intimidador “¡ajá!”, el asqueante “¿con que esas tenemos?”, el “te tengo entre ojos”, el “no me vayas a dar tiro”, y llega, en público o en privado, hasta el grito constante, la amenaza permanente de la pérdida del trabajo, la intimidación de “aventarlo” ante otras instancias, los comentarios hostiles, mal intencionados, grupales y en ausencia del otro, las falsas informaciones, la calumnia, los anónimos, el sarcasmo, la burla, la expresión injuriosa o ultrajante, el traslado intempestivo, la imposición de deberes extraños, la exigencia de laborar en horarios excesivos, el trato notoriamente discriminatorio, el aislamiento informático, la agresión verbal y física, y demás, todo ello con la exclusiva intención de hacerlo aburrir y que renuncie. Toda una gama de comportamientos al interior del grupo que, al buscar el alejamiento del otro, le causan daño, y dañan todo el ambiente laboral porque sus miembros terminan, los unos, por formar bandos de apoyo al hostigador o al hostigado, los otros, por marginarse. Ese hostigamiento, racional e irracional, hace invivible la vida en el sistema de organización y lo contagian todo, hasta el punto de vivirse en ella un verdadero “infierno grande”.
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Parece mentira
Siempre que se habla de hostigamiento en el trabajo se piensa de arriba hacia abajo y muy pocas veces se reflexiona sobre el hostigamiento del cual son víctimas los jefes-líderes de una empresa. Ese hostigamiento se observa en muchos ejecutores de los planes de la organización quienes emplean tácticas oscuras para que les quiten a una determinada persona de su dirección o para que ésta se aburra y se vaya. Son observables prácticas como: las “operaciones tortugas” en las que las personas ponen exceso de cuidado en sus funciones, alegando importancia de la calidad sobre la cantidad, pero con el propósito perverso de desacreditar el mando. El aprovechamiento del error en una orden para ejecutarla, a sabiendas de ello, sin hacerle observación alguna al jefe-líder para que la corrija, con el malintencionado fin de que, las cosas que seguramente van a salir mal, recaigan sobre el ordenador. El infame regocijo grupal con los defectos físicos o síquicos de su líder, por encima del reconocimiento de sus valores. Regocijo taimado que suele alcanzarse a sentir, y con tal propósito se hace, cuando éste llega al grupo de trabajo. Los grafitis en los baños, en las carteleras, en los tableros, en los muros o en las sillas universitarias de los salones de conferencia, injuriando o desacreditando u hostigando al jefe-líder. Los anónimos, denunciando supuestas actitudes indeseables o erróneas del personal con mando para crear un clima adverso para él. Las calumnias que circulan “soto voce”, por los pasillos, sin que los “leales” se atrevan a denunciarlas por miedo al grupo de presión hostil. Pero el hostigamiento más perverso que uno puede observar es el de aquellos líderes sindicales que, en sus panfletos, en los procesos de convención o fuera de ellos tratan a los negociadores y funcionarios de gestión humana de: “perros”, “arrodillados”, y otras formas aún más insultantes que somos incapaces de repetir. Los mismos que posteriormente, y sigilosamente, les dan la mano y les agradecen por los beneficios de la convención o de sus servicios. Un líder sindical honesto y sabio no puede dejarse enredar en asuntos de tan baja estatura moral, porque en la reclamación de sus justos derechos debe conservar la esencia del saber prudencial, como excelente negociador que debe ser. El hostigamiento al jefe-líder se da de muchas formas y aunque parezca mentira, muchas alcanzan sus viles propósitos o de hacer aburrir a jefes-líderes excelentes, o de que una autoridad débil prescinda de ellos.
REFLEXIONES
Parece que la gula empresarial pudiera más que la responsabilidad social que debieran tener.
Estas son reflexiones que no gustan a los empresarios, porque, por la defensa que hacemos de la libre empresa, creen que deberíamos callar.
Qué bueno que algunos empresarios llamaron la atención del gobierno sobre los problemas de seguridad que hay en el país, porque esto ya es grave.
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Afecta las relaciones humanas laborales
También se observa en las organizaciones, y con mucha frecuencia, el hostigamiento a compañeros de trabajo. El ambiente hostil que se les crea, pasa por una gama de causas que van desde lo aparentemente inocente hasta la sevicia desbordada de odio. Pero todas buscan que el trabajador, objeto de ellas, se repliegue a sus intereses o se aburra y se vaya. Un ejemplo de presión es la que suelen hacer los miembros del grupo al nuevo compañero -ese que llega lleno de entusiasmo, de ansia de realizar y de demostrar sus capacidades-, a fin de evitar que la administración se dé cuenta de que el grupo, con un esfuerzo normal, podría alcanzar igual o mayor producción a la que logra el novel trabajador. Igual sucede cuando alguien sale a vacaciones y es reemplazado por otro que resulta más capaz para hacer la tarea, sin necesidad de un mayor esfuerzo, sino simplemente, con el cabal cumplimiento de su deber. En los dos casos, los miembros de los grupos buscan todas las justificaciones factibles para demostrar que no es posible incrementar la producción, que las mediciones de métodos y tiempos no dan para más, y que si el otro lo hace es porque “está sacrificando sus tiempos para el descanso de la fatiga”, o porque es un “lambón”, o porque “escoba nueva barre bien”. Otro ejemplo de hostigamiento es el que se hace de individuo a individuo. Por cualquier circunstancia, alguien no le cae bien a otro o tiene algún roce con él, entonces, se propone sacarlo a como dé lugar. Su hostilidad va desde afectarle su ambiente físico contaminándoselo con basuras, ruidos de aparatos receptores, malos olores, desaseo en los servicios, daños a sus alimentos y bebidas, hasta los corrillos mal intencionados, las quejas permanentes sin fundamento, señalamiento de acciones y errores nos cometidos por él, y las averías, taimadas, a sus máquinas, a sus herramientas o a su producción. En ocasiones, la administración se presta a estos juegos sucios, para no entrar en conflictos con el grupo, y los hostigados son presa de injusta decisión. Tanto el hostigamiento como las decisiones injustas provocadas por él, pesan enormemente sobre las buenas relaciones humanas que se deben dar en el grupo de trabajo, las que, está comprobado, repercuten enormemente en los índices de producción y de permanencia en la empresa. Sin hablar de lo ético.
REFLEXIONES
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Asomos de esclavitud
El hombre y la mujer que trabajan, con alguna frecuencia, suelen ser víctimas de hostigamiento de empresarios o de sus representantes. Las leyes de muchos países han venido corrigiendo estos abusos, nacidos todos de la falta de entendimiento de que, quien aporta todo su talento a la organización, es un ser digno y por lo tanto merecedor de todo respeto. Nuestra legislación tipifica seis casos de hostigamiento: El maltrato, la persecución, la discriminación, el entorpecimiento, la inequidad y la desprotección. La Revista Mexicana de Sociología-volumen 70 No.2- publicó el resultado de una investigación sobre percepción acerca del hostigamiento laboral en su país y halló, entre otros aspectos, el fenómeno del congelamiento, que consiste en que el empleador o el jefe deja al trabajador sin asignarle tareas. También encontró otras formas indirectas como excluir al trabajador de la capacitación, de las reuniones de grupo donde se toman decisiones importantes para él y los demás trabajadores. Cualquier forma de discriminación, pública o privada, consciente o inconsciente, contemplada o no en la legislación, tiene que erradicarse definitivamente del mundo laboral. Pero hay que tener en cuenta que no es precisamente a través de las sanciones como se va a conseguir el buen ambiente de trabajo para la realización de la tarea, sino que es a través de la comprensión y conocimiento de todos los aportantes de la empresa, del real valor y de la dignidad que significa para la empresa privada el aporte de su Talento Humano. Insistimos en que el hostigamiento al jefe, al compañero, al trabajador sólo cesará cuando unos y otros se reconozcan como seres humanos dignos. Sólo así podrán erradicarse las formas de esclavitud que todavía se asoman en la vida laboral, a veces disfrazadas de paternal preocupación.
REFLEXIONES
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Pagina de la vida
Aquel viejo maestro, sentado ante su también viejo televisor, emite un profundo suspiro de tristeza. La patria, soñada desde su juventud, se oscurece con polvo que arrastra el viento de la ambición, del dolor, de la angustia y de la muerte. Las imágenes que suceden una y otra vez, repetidas, con sádica insistencia, por el presentador de las noticias, vuelven jirones la esperanza del cambio que la nación y la humanidad demandan para volver a encontrar el camino de la vendimia, predicado. ¿Dónde están, se pregunta, todas las fuerzas jóvenes que como cohortes van egresando de los claustros universitarios, con un impulso inmenso de ser capaces de cambiar las injustas indolencias de una sociedad que está amurallada en la creencia de que no hay forma de transformar esta humanidad injusta, insensible, incomprensiva, enceguecida por el poder, por el odio, por el dinero rápido y mal habido? ¿Qué puede hacer el joven idealista, soñador del claustro universitario para cumplir sus sueños de grandeza sin tener que seguir en esa fatídica corriente? ¿En dónde están, se pregunta el viejo maestro, los líderes políticos, sociales y religiosos que iniciaron su camino por ese mismo sendero con la imponente fuerza de la inspiración de servir a su pueblo desde sus grandes tribunas? ¿Se dejaron enredar en las aristas de la manipulación del poder, de la consecución de riqueza personal o de las aberraciones sexuales humanas, creando más y más desconfianza en los soñadores juveniles que anhelan con vehemencia, en sus hogares fortalecidos con los valores paternales, una patria llena de oportunidades para el emprendimiento, para la vida, para la convivencia justa, y para el amor desparramado a cascadas en las familias y en su entorno? ¿En dónde se quedaron los quijotes de la justicia social distributiva que empuñaban sus lanzas y sus escudos contra esa pobreza popular irredenta por una sociedad que ve con sumo espanto las escenas de Somalia, mientras le parece normal la desnutrición de niños, en nuestra "república" la que es incapaz de proveerles de lo necesario para su armónico crecimiento y cuyas carnes enjutas, sus ojos grandes llorosos, sus palideces, sus escuálidas manos y sus resecos labios, soportan miserias iguales o peores? En medio de todo este panorama, fatídicamente real, se produce una noticia de nuevas esperanzas: La nación tendrá un crecimiento económico del 6%. Pero, el viejo maestro, que quisiera conservar sus ya cansadas fuerzas para ver el milagro de la resurrección de una patria entusiasmada, justa, equitativa, vencedora de odios y de muerte, se pregunta con mayor insistencia: ¿Crecimiento para quién? ¿Para esos empresarios privados y servidores públicos que, en la contratación, se roban la plata del Estado? ¿Para políticos cuyos trucos se van descubriendo poco a poco? ¿Para esos que manipulan la información con niños irreales matriculados nominalmente para cercenar el presupuesto de la educación pública? ¿Para los que se roban los dineros de los impuestos de quienes, más por la fuerza que por la convicción, pagan al Estado? ¿Por qué el camino del desarrollo de la nación no puede ser paralelo al crecimiento, también, de los más desvalidos? concluyó el viejo maestro, con amargura. MAESTRO ¿De qué sirve una patria si el sol no alumbra para todos?
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Etica pública
Pareciera que muy pocos administradores de lo público tienen la fortaleza de espíritu necesaria para empezar a corregir vicios que se vienen apoderando de la actividad del servidor público. Uno observa cómo, a diario, las jornadas de trabajo convenidas se van volviendo más cortas, menos productivas. Una de las formas usuales para recortarlas está en el tiempo que invierte cada persona en recoger y divulgar la mayor información posible, política y burocrática, siempre para beneficio personal. En esta actividad se pierde mucho tiempo por los comentarios de pasillo, de cafetería, de correos electrónicos que se cruzan en el intranet e internet, por las consultas sobre la certeza de los rumores, por el afán de divulgarlos, o por la sucia actividad de inventarlos y hacerlos públicos, siempre cuidando que circulen, porque se le da toda la justificación para hacer más atractiva la intención de que sean comentados, con el infaltable "aquí entre nos". El contrato de trabajo del servidor público contempla una jornada laboral que debe cumplirse. Pero sobre el Estado, paquidérmico en su administración, pesa toda una tradición de inefectividad que es difícil de romper, pues los viejos vicios de la incompetencia y del usufructo personal del tiempo son bien espinosos de erradicar. En ese mundo donde impera el "dejar hacer dejar pasar" para no tener conflictos con los orientados, se requieren administradores públicos de suficiente liderazgo para hacer que esos costos ocultos, que se traducen en mayor burocracia, se reduzcan a los términos reales de los requerimientos de los servicios del Talento Humano en el Estado. El administrador público tiene que combatir estos vicios, tan arraigados, con mayor eficacia en la comunicación, con mayor disciplina formativa y con mayor formación en el autocontrol de sus orientados, pero, por sobre todo, con mayor decisión personal de administrar debidamente el Talento Humano de su organización.
REFLEXIONES
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En la empresa privada
Javier Villa Machado, nos envió el siguiente comentario a nuestro editorial anterior: "Unos cargan la lana y otros cargan la fama. Me he dado cuenta de que los vicios señalados no son inherentes a lo público sino a lo burocratizado. Las empresas grandes, altamente burocratizadas, comparten generalmente los mismos vicios de las empresas estatales: ineficiencia. No soy espectador desprevenido dado que laboro en lo público, pero cada vez me indigna más cuando veo fallas más protuberantes en las empresas privadas, de la misma índole de las que se nos endilgan a los empleados públicos". Ciertamente que los servidores públicos cargan con el sambenito de la inefectividad. La modernización del Estado, lenta, trata de erradicar todos los vicios que le han sido atribuídos a una cultura que se observa perdida en la creencia de que "lo que es de todos es de nadie". Pero, también es cierto que, en la empresa privada, el recorte de la jornada laboral es notorio. Las denuncias sobre el porcentaje de tiempo que se invierte por parte de los trabajadores, administradores o administrados, en el internet, en juegos, en pornografía, en navegaciones interminables distractoras y evasoras, en realizar las tareas familiares, ya han sido difundidas hasta la saciedad. También las reuniones en corredores; las largas conversaciones sobre el plan de fin de semana o de los acontecimientos del anterior; las conquistas amorosas logradas; las polémicas, a veces jocosas, otras airadas, sobre los equipos de fútbol de sus almas; el chisme sobre el jefe-líder o los compañeros; las llegadas o salidas tardes; los lentos tiempos utilizados para los refrigerios y alimentación; el tinto en el cafetín visitado con asiduidad, son formas como se evade el tiempo contratado. También aquí se encuentran administradores que no tienen la capacidad suficiente de exigir los resultados normales que debe obtener toda persona de acuerdo con su contrato laboral, porque ser administrador público o privado, exige un carácter tal que logre que la exigencia de lo justo pactado sea reconocida y respetada por las partes. Finalmente, la diferencia estriba en que la pérdida de tiempo en el sector privado toca al bolsillo de sus dueños, mientras en el servicio público, el de todos los nacionales. Y esto como que duele a más.
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Página de la vida
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Como ayuda para el control social
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Convivencia y competitividad humana empresarial
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