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Y los Grupos Primarios de Trabajo
Nos ha correspondido el papel de haber participado en el grupo de los iniciadores e impulsadores de esta idea, traída al país por la empresa Fabricato; de haber participado en la investigaciones evaluativas del sistema; de haber recogido las primeras experiencias en nuestra tesis de grado para optar el título de sociólogo, publicada por la Universidad de San Buenaventura de Medellín por recomendación del jurado; de haber publicado e impreso en varias oportunidades el manual “Cómo hacer más eficaces los grupos primarios”; de haber asesorado a varias organizaciones en la puesta en marcha del sistema, paralelo a su Planeación Estratégica. En el desempeño de este último rol, observamos la necesidad de adecuar el sistema del GPT a las modernas prácticas de la Planeación y de allí dedujimos la importancia de la revisión y actualización de su metodología, como propuesta renovada para reforzar la efectividad de la planeación. El nombre EQUIPOS INTERACTIVOS DE EJECUCION Y EVALUACION ESTRATEGICA, con su sigla –EQUIPESE- forma parte de nuestro personal aporte y propiedad intelectual.
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Si busca un mejor cumplimiento de su plan estratégico: EQUIPESE.
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Objeto y esencia
Primero, mantener altos niveles de efectividad participada en la ejecución y realización de los planes fijados por los propios miembros del equipo y avalados por su coordinador, como respuesta a las directrices generales de la empresa consignadas en su Direccionamiento Estratégico. Segundo, facilitar la autoevaluación y el autocontrol como valor corporativo puesto en práctica, en instancia previa a la medición de los resultados esperados del plan y a la evaluación del proceso por las demás instancias. Tercero, asegurar un elevado espíritu de trabajo en equipo y su integración en torno a la consecución de los objetivos y metas establecidos para el período previsto, así como en su temática interna de analizar problemas, tomar decisiones y comunicar, y en la temática general de su entorno influyente. Los EQUIPESE son, pues, unos equipos permanentes de trabajo, irrigados en toda la organización empresarial por razón de la división de la labor en sus áreas claves de desarrollo como son la investigación, la administración, las finanzas, el mercadeo, la producción o lo servicios. Están constituidos por el jefe-líder y sus inmediatos colaboradores, en una relación de autoridad delegada y reconocida. Estos grupos tienen la característica de responder con el cumplimiento de sus funciones a un propósito común también delegado, y requieren, para alcanzarlo, de una intensa red de relaciones cara a cara, por la interdependencia de sus procesos. A la vez están conectados con todo el sistema organizacional a la manera de vasos comunicantes por la red que establece el jefe-lider ya que tiene la peculiaridad de depender en su equipo superior y de ser autoridad en su propio equipo, sirviendo de gozne o bisagra entre ellos.
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A la Universidad Esumer de Medellin.
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Productividad humanizada
En este primer momento, también los EQUIPESE están llamados a participar, aún más allá de lo que les corresponde como definidores de los planes y estrategias de su respectivo nivel organizacional. Pero ha de dejarse, claramente establecido, que siempre, en manos de la alta gerencia, estará la responsabilidad por el direccionamiento estratégico de la organización, reflejado en la tríada que integran la misión, la visión y los valores y en las grandes estrategias y objetivos corporativos de largo aliento. Por otra parte, la búsqueda de la efectividad participada, como principal objetivo-reto de los EQUIPESE en términos de productividad, tiene que ser la resultante de la revisión de la propia cultura organizacional para que sea realmente valoradora integral, tanto de la eficacia como de la eficiencia y de la economía, e incentive procesos realizados en tiempos justos, con calidades y cantidades predeterminadas, a costos apropiados y en ambientes interhumanos propicios y facilitadores de la interactividad, como característica de la participación. Por lo anterior y en búsqueda de este objetivo, los EQUIPESE no basarán sus obligaciones, simplemente, en la respuesta a las usuales presiones de la alta dirección por las cifras escuetas de resultados, sino que cada cifra tendrá el respaldo de la concertación y ejecución realizada en términos de cantidad predefinida, de calidad asegurada, de costes de operación apropiados, de satisfacción garantizada por el compromiso y la interacción de los aportantes del Talento Humano. En esto, los EQUIPESE trascienden el modelo tradicional de los Grupos Primarios de trabajo, porque enfatizan en la productividad humanizada.
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Si eres perezoso ¿cómo puedes esperar que, quien te orienta, te entregue nuevas responsabilidades?
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Seguridad razonable de los bienes empresariales
Los valores corporativos son aquellos enunciados que se ponen a consideración de toda la organización, como líneas generales de comportamiento esperado, y a los cuales se les da, o se les quiere dar, un gran peso o valía en la cultura empresarial. El hecho de elevar a valor corporativo el autocontrol, significa, por un lado, el desafío de los dueños a superar los niveles de confianza en los aportantes de Talento, y por otro, a calificar el autocontrol como el mejor de los controles. No quiere decir esto que el único de los controles sea el autocontrol, sino que se proclama, que en primera instancia, es el propio trabajador quien debe realizar el seguimiento y evaluación de sus propios objetivos y metas, acordados con la dirección. Cuando se enfatiza en la cultura organizacional en el autocontrol, también es necesario, además del establecimiento de los procesos para ejecutarlo e informar sobre sus resultados, reforzar la capacitación del conjunto empresarial, tanto en la percepción del control como una ayuda para conseguir el objetivo, como en el uso de indicadores que faciliten la real dimensión de lo planeado con relación a lo ejecutado. No hay que entender, pues, el autocontrol, como una simple revisión individual de la actuación, sino que es preciso ligarlo también a sistemas de información de los propios resultados a las instancias superiores, con base en un gran respeto por la verdad, como parte del ciclo o proceso administrativo. Lo que se invierta en el posicionamiento de este valor, se recupera, y con mucho, en la seguridad razonable del uso y el respeto de los bienes y valores físicos, económicos e intelectuales de la organización que lo impulsa, y en la reducción de sus costosos controles fiscalizadores. Los EQUIPESE, en razón de su diseño de forma y contenido, están llamados a crear el ambiente y los canales necesarios para la práctica constante y efectiva de este avanzado sistema de autoevaluación.
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Cuando todo parece que sale mal, siempre hay algo que te recuerda que el mal nunca es eterno.
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Espíritu de trabajo en equipo
Los EQUIPESE buscan instrumentalizar los equipos de trabajo, de tal manera que también se constituyan en el proveedor y realimentador permanente de todos aquellos procesos necesarios para asegurar los resultados sinérgicos de las individualidades socializadas, para el beneficio de todo el conjunto organizacional y de su entorno. Equiparse, tiene, aquí, el significado de dotarse o proveerse uno mismo de todos los elementos necesarios para la consecución de sus objetivos. Un primer proceso observable en este sistema es la selección, la contratación, la interacción adaptativa al puesto de trabajo, la evaluación (evaluación, autoevaluación y coevalución) del desempeño, vinculada a los resultados, la formación y la renovación requerida del Talento Humano del equipo. Este proceso, tradicionalmente en manos del jefe, o de las oficinas de gestión humana, sin ninguna participación del equipo de trabajo, demanda un cambio espectacular y racional. El propio equipo, con el apoyo tecnico-científico de las áreas de servicio especializadas, es el llamado a “equiparse” de su propio Talento Humano que le facilite contar con la base fundamental de su estructura orgánica, en concordancia con las competencias individuales requeridas para los grandes retos grupales. Este primer proceso identificado, desarrollado en forma grupal, busca asegurar la inserción, el mantenimiento, la actualización y la renovación del factor humano en términos de formación y cohesión del espíritu de trabajo en equipo, alrededor de los objetivos, metas y tareas. El espíritu de trabajo en equipo, centrado en valores, hace relación explícita a la responsabilidad, el compromiso, la lealtad y la solidaridad y efectividad de los miembros con las tareas del equipo y de éste para con la misión de la organización. Obsérvese que el blanco es la tarea y la misión, en torno a ellas surge el espíritu de trabajo en equipo, leal y comprometido, de sus integrantes.
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¿En dónde van tus propósitos de cambiar tu forma de orientar al Talento Humano, después de asistir al curso de liderazgo situacional?
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Espíritu de trabajo en equipo
Otro de los procesos identificados en los EQUIPESE, dentro del objetivo de asegurar un elevado espíritu de trabajo en equipo, es el de la producción de los bienes o los servicios que les corresponden, pero dentro del marco del direccionamiento estratégico, con efectividad en la planeación y en sus resultados, y cuyo producto final es la contribución grupal a los objetivos macros de la empresa, tanto en lo económico como en lo social, a través de la consecución de sus propios objetivos. Sus éxitos serán enormes cohesionadores del espíritu de cuerpo en términos de satisfacción individual y grupal, y del orgullo de participar. El tercer proceso es el de realimentación permanente de su vivencia y trabajo de equipo a través de sistemas de comunicación organizacional, -reuniones, foros, consultas interactivas generadoras de redes intensas de encuentros para la ayuda mutua entre los miembros del equipo, y de encuentros extendidos con los demás equipos interconectados en funciones estratégicas y de enlace- por razón de la interdependencia de las tareas para lograr los objetivos de la unidad. Este proceso será el generador de lealtad, compromiso, entrega y solidaridad y efectividad, valores esenciales para garantizar la perpetuidad de un elevado espíritu de trabajo en equipo Estos tres procesos: Equipamiento, producción y vivencia del trabajo en equipo, desbordan las experiencias de los débiles sistemas que todavía practican organizaciones empresariales. También estos tres procesos y sus respectivos productos, son capaces de reducir los temores administrativos acerca de la participación, de la cohesión grupal y del espíritu de cuerpo, temores que, a veces, subyacen aún cuando un jefe-lider haya sido capaz de apreciar su sinergia productiva y eficaz.
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La empresa no es una familia, por eso la estrategia de fomentar el sentido de pertenencia es equivocada o hipócrita.
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En los Tratados de Libre Comercio
De por sí, la negociación con países de más avanzadas economías pone en dificultad este principio de justicia o por lo menos, azuza la avidez de ventaja para los de mayor desarrollo. Es cierto que nuestras naciones, han pasado de ser rurales a urbanizadas y que los grandes efectos negativos de los TLC, se dan, con mayor énfasis, en la producción relacionada con el campo, por lo tanto, es de esperarse un mejor nivel de crecimiento en los sectores secundario y terciario. También es cierto que nuestros pueblos, sin estos tratados, estarían mayormente postrados. Sus opciones de mejores condiciones de vida serían inferiores, y la falta de este gran reto comercial, limitaría el énfasis en el desarrollo de conocimiento, tan ligado al desarrollo económico de nuestros pueblos. Lo observable, hasta ahora, desde esta óptica, es que la globalización de la economía ha contribuido enormemente a una mayor brecha entre los que más tienen y los que menos poseen, pues, en términos de medición de pobreza, no ha sido suficientemente impactante la irrigación del mayor Producto Interno Bruto alcanzado. Vale decir, que, por efecto de la tendencia de que un porcentaje menor de privilegiados siempre obtienen el porcentaje mayor de beneficios, estos grandes beneficios de los TLC se están quedando en manos de los ya poderosos y no están fluyendo con celeridad, transparencia y justicia entre todos los habitantes del país, por lo cual su impacto sobre la pobreza no está en relación directa con su crecimiento económico, con lo que se da una injusticia social interna, que sumada a la injusticia comercial, está provocando las grandes desconfianzas en estas negociaciones, por parte de las gentes afectadas. Y ellas votan. Justicia Comercial y Justicia social, no pueden estar ausentes en la negociación, aplicación y distribución de beneficios de los Tratados de Libre Comercio entre los pueblos.
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Si eres alto ejecutivo de una empresa no puedes decaer en tu formación administrativa y menos en tu formación administrativa centrada en valores.
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Para disminuir la brecha
Y lo hacen con despampanante descaro, como cuando anuncian que van a presentar proyectos ante el legislativo que gravarían los artículos de la canasta familiar; que buscarían imponer el IVA a los servicios públicos; que gravarían aún salarios mínimos legales mensuales vigentes, incapaces de garantizar una vida medio digna, y todo lo encaramelan diciendo que devolverían, a los estratos más débiles, lo que paguen por impuesto, como si eso fuera tan fácil en un país sin suficiente desarrollo. Aunque sólo son anuncios de intención, demuestran su inmensa insensibilidad social. Y los padres de la patria, desde las corporaciones legislativas, comprometidos más con la burocracia que con el pueblo, no serán capaces de dar el debate necesario para impedir tales despropósitos en contra de los, económicamente, más vulnerables. Los empresarios privados y las personas jurídicas y naturales de mayores recursos tienen que entender que, en un país en desarrollo, tienen que soportar, por responsabilidad social y por justicia distributiva, la mayor carga tributaria y que sus negocios pequeños, medianos o grandes, tienen que rentar lo suficiente para contribuir al sostenimiento del aparato estatal que cada día tiene que ser más reducido y concentrado en fines esenciales como: “El servicio a la comunidad. La regulación de todas las actividades que se adelantan en su interior. La promoción de la prosperidad general. La Garantía de la efectividad de los principios, derechos y deberes consagrados en la Constitución. La facilitación de la participación de todos en las decisiones que los afectan y en la vida económica, política, administrativa y cultural de la Nación. La defensa de la independencia nacional, y el mantenimiento de la integridad territorial. El aseguramiento de de la convivencia pacifica y la vigencia de un orden. La protección de la vida honra, bienes, creencias derechos y libertades de las personas”. Los gobiernos, no pueden seguir teniendo en la mira, ni en la intención de futuros impuestos a los estratos menos favorecidos, porque las cargas impositivas las debe distribuir equitativamente entre los estratos que tanto beneficio económico reciben de la ejecutoria estatal. ¿Porque, si no, cómo se va a ayudar a disminuir la brecha de la pobreza?¿O eso no importa?
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Si en SU empresa se están disminuyendo la lealtad y el compromiso de los trabajadores, investigue la responsabilidad que en ello puede tener el área de Gestión Humana
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Mientras el hombre exista
El juego o la manipulación de las estadísticas sólo indican algunos progresos de los gobernantes o aquietan la desesperanza ciudadana, en materia de paz. Mientras haya un solo homicidio, un solo desplazado, un solo ataque a una población, un solo atentado contra la propiedad privada, una sola mujer violada, un solo niño maltratado o abusado, deberíamos estar alzando nuestra voz de protesta y reclamando al Estado, con vigor, la protección y la garantía de los derechos vulnerados, así sean los del más humilde de los ciudadanos del mundo. Porque la paz no puede vivirse, mientras alguien se esté torturando día tras día con el temor de que su hogar sea pasto de delincuencia soterrada o abierta, institucional o individual, laica o religiosa. Porque la paz no puede vivirse mientras se oigan voces tolerantes de cualquiera de estos atentados contra ella. Porque la paz no puede vivirse mientras del corazón, de la mente y del lenguaje de cada ciudadano del mundo no se desalojen expresiones que traten de justificar tales atropellos como: “Si lo mataron, algo debía”. “Si lo desplazaron, algún motivo hubo para ello”. “Si la violaron, quién sabe en qué andaría”. Complicidad mental con los criminales. Porque la paz no puede vivirse sólo porque algunos tengan asegurada su protección o el Estado a su favor, mientras para los más, solo exista el “sálvese quien o como pueda”. ¡Oh, Dios! ¿Cuándo será que la paz esté a la vuelta de todas, pero de todas las esquinas, no sólo de la mía? ¿O será imposible, mientras el hombre exista?
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Mantenga en las carteleras de su empresa frases que inviten a la reflexión y el buen comportamiento. Esos mensajes calan y calan profundamente.
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Libres pero responsables
No pueden deslindarse fácilmente estos dos objetivos, porque uno y otro se influyen de tal modo que hacen que esa influencia sea fundamental para el éxito en uno y otro campo. Los trabajadores de los medios, entre ellos los periodistas, también buscan sus propios objetivos en lo económico y en lo social o viceversa. Esto es absolutamente noble. Pero hay tendencias muy marcadas a olvidar que tanto los medios, como los periodistas, han de moverse dentro de un marco de valores, por lo que significa su enorme responsabilidad social, por los grandes riesgos sociales que su ejercicio conlleva. Por eso cuando un medio o un periodista pone por encima de todos sus valores, el económico, empiezan a observarse desviaciones que en vez de contribuir a la construcción de un modelo de sociedad anhelado, hiere los sentimientos de los pueblos. Uno no ve, fácilmente, que un medio o un periodista ridiculice o caricaturice las juntas directivas de los centros de poder económico de cuya publicidad se nutren. Pero sí ve tratar con liviandad, y tal vez esa sea la intención, los íconos y las fibras religiosas de las gentes. Allí encuentran una veta maravillosa para su publicidad, para aparecer en las primeras líneas de los noticieros, sin necesidad de pagarla, porque cuando se produce una reacción de protesta de quienes sienten su religiosidad amenazada, esa protesta se califica como oscurantista y la mayoría de los medios se alinean con el medio o el periodista que de ultrajador pasa a mostrarse como víctima, alegando un atentado contra la libertad de prensa, como si medios y periodistas fueran absolutamente libres hasta la irresponsabilidad. Es grande el valor de la prensa y de los periodistas para los procesos de aculturación de las sociedades. Es grande su valor y su reto para influenciar los grandes cambios económicos, políticos, culturales, religiosos de nuestros pueblos que a veces se rezagan, gravemente, frente a los grandes momentos de la civilidad universal. Pero su acción tiene que estar enmarcada en los valores propios de una prensa responsable y libre. Aunque por esto se nos diga: “Oscurantistas”.
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Cuando ofrezcas ayuda a un discapacitado, cerciórate de si él la desea realmente.
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Por la muerte de la solidaridad humana
Ya, las grandes metrópolis hacen imposible que toda la comunidad se entere de quiénes han fallecido. Pero si pudiera hacerse, las campanas no dejarían de sonar porque muchos son los muertos, no sólo por causa natural, sino por la inmensa perversidad del corazón humano de muchas de sus gentes: Estadistas, políticos, religiosos, mercaderes, fanáticos. La humanidad está absolutamente contagiada de locura violenta y asesina. Todos los continentes están agitados por la zozobra de los estallidos de las bombas, los misiles, la artillería. El desplazamiento de sus enclaves de gran número de pobladores producen oleadas de niños, ancianos, mujeres y hombres que se arrastran bajo el peso de su dolor físico y moral por esa vida de mendigos que tienen que vivir cuando antes eran capaces de emprendimiento y de lucha digna por su vida. Y muchos buenos se encierran en sus castillos inexpugnables del silencio, esperando que las bombas toquen a los demás y nunca a ellos. Como espectadores circenses, que solo ven correr sangre en la arena, sin que les importe el dolor de los combatientes y de los suyos, mientras ellos y los suyos no estén en el frente de la violencia. Uno siente doblar esas campanas dentro de su corazón y se estruja su alma por la forma infame como se asesina en nombre de un dios, de una idea política, de una farsa de patriotismo, de guerra santa. Ve volar por los aires los cuerpos deshechos de los erradicadores de coca, de los indefensos que se protegen en los refugios antiaéreos, de los que se inmolan y a la vez inmolan gente en los buses y en los trenes subterráneos, de los que arrastra el derrumbe de las torres, de los que se pudren en el infame secuestro o a la desaparición forzosa y de los que mueren de hambre y de dolor arrastrando sus cuerpos en la huida del espanto y de la muerte, que ha sido capaz de crear la misma humanidad. Pero en medio de todo ese indescriptible dolor, uno siente un desesperador nuevo redoblar de las campanas porque están muriendo la ONU, la OEA, las religiones, y la capacidad de los buenos para orientar el mundo, en esta sinsalida. Y también doblan, lúgubremente, por la muerte de la solidaridad humana que es un imperativo ético de la especie.
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Es muy común observar que servidores públicos se defiendan de su incompetencia en garantizar la convivencia ciudadana, atacando a la comunidad por los errores que ellos debieran prevenir.
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Por la muerte de la solidaridad humana
Ya, las grandes metrópolis hacen imposible que toda la comunidad se entere de quiénes han fallecido. Pero si pudiera hacerse, las campanas no dejarían de sonar porque muchos son los muertos, no sólo por causa natural, sino por la inmensa perversidad del corazón humano de muchas de sus gentes: Estadistas, políticos, religiosos, mercaderes, fanáticos. La humanidad está absolutamente contagiada de locura violenta y asesina. Todos los continentes están agitados por la zozobra de los estallidos de las bombas, los misiles, la artillería. El desplazamiento de sus enclaves de gran número de pobladores producen oleadas de niños, ancianos, mujeres y hombres que se arrastran bajo el peso de su dolor físico y moral por esa vida de mendigos que tienen que vivir cuando antes eran capaces de emprendimiento y de lucha digna por su vida. Y muchos buenos se encierran en sus castillos inexpugnables del silencio, esperando que las bombas toquen a los demás y nunca a ellos. Como espectadores circenses, que solo ven correr sangre en la arena, sin que les importe el dolor de los combatientes y de los suyos, mientras ellos y los suyos no estén en el frente de la violencia. Uno siente doblar esas campanas dentro de su corazón y se estruja su alma por la forma infame como se asesina en nombre de un dios, de una idea política, de una farsa de patriotismo, de guerra santa. Ve volar por los aires los cuerpos deshechos de los erradicadores de coca, de los indefensos que se protegen en los refugios antiaéreos, de los que se inmolan y a la vez inmolan gente en los buses y en los trenes subterráneos, de los que arrastra el derrumbe de las torres, de los que se pudren en el infame secuestro o a la desaparición forzosa y de los que mueren de hambre y de dolor arrastrando sus cuerpos en la huida del espanto y de la muerte, que ha sido capaz de crear la misma humanidad. Pero en medio de todo ese indescriptible dolor, uno siente un desesperador nuevo redoblar de las campanas porque están muriendo la ONU, la OEA, las religiones, y la capacidad de los buenos para orientar el mundo, en esta sinsalida. Y también doblan, lúgubremente, por la muerte de la solidaridad humana que es un imperativo ético de la especie.
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Es muy común observar que servidores públicos se defiendan de su incompetencia en garantizar la convivencia ciudadana, atacando a la comunidad por los errores que ellos debieran prevenir.
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Frente a la audacia de revitalizar valores
Hay un mundo real, flexible a su conveniencia según la ideología que adopte, que juega a su amaño con los valores, que introduce unos que llama modernos o postmodernos y descalifica otros que tilda de anticuados, de “out”, aún aquellos que, por el solo hecho de ser connaturales a la especie, son inmutables. En ese mundo real, hoy llamado del prepago, hay mucho de atracción porque todo se monta con la extraordinaria capacidad publicitaria de integración de lo sexual, lo económico, lo político, lo cultural, lo social y lo llamativo de lo “in” en las pasarelas de la vida o en las fotografías y videos de las revistas o de los medios. Pero eso no quiere decir que ese mundo real, enormemente atractivo por su modernidad y maravilloso en gran parte de su esencia, vaya, necesariamente, en la dirección correcta. Entonces, cuando uno en su aula de clase argumenta sobre la importancia de la verdad serena para tener éxito en el mundo moderno, la objeción de la realidad aparece galopante, porque la mentira, disfrazada de verdad, en ese mundo real, es el camino fácil y frecuente para el éxito. La mentira como que todo lo precompra, aunque su moneda sea falsa. Cuando uno argumenta sobre el valor de una sexualidad humanizada, aparece, por encima de la obligación permanente que tiene el ser humano de la búsqueda de la salud física y mental y la estética corporal digna, el valor agregado de las cirugías plásticas, capaces de atraer mayores ingresos económicos como resultado de la inversión calculada para la oferta sexual del cuerpo, también modernamente prepagada. Cuando uno argumenta sobre el valor de la vida, aparecen los triunfantes escaladores políticos que por encima de sus víctimas física o moralmente reales, llegan a detentar el poder, con el aplauso miserable de quienes voluntariamente echan al cesto del olvido sus crímenes contra la vida, para cosechar promesas o favores que prepagan con su áulico aplauso. (Continuará)
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¿Por qué, usted que tanto bien ha recibido de la comunidad, no pertenece, aún, a grupos filantrópicos que trabajan por ella?
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Frente a la gran pregunta
Cuando uno argumenta sobre el valor de la solidaridad, surge un mundo real encastillándose en sus guetos de riqueza o pobreza dentro de las metrópolis, alejado de la convivencia, facilitando el incremento de la brecha entre la extrema riqueza individual y la extrema pobreza colectiva. Un mundo que se desangra por razones religiosas, políticas, raciales, económicas y que a la vuelta de la esquina se topa con la tremenda insolidaridad humana con un niño que agoniza por las disputas de los mayores, o muchos que mueren sepultados por las bombas asesinas de cualquier bando, de cualquier ejército que, ¡oh Dios mío! te invocan para que te pongas de su lado. Cuando uno a través de su cátedra, busca revitalizar en las jóvenes generaciones los valores de la verdad, de la vida, de la honradez, de la solidaridad, de la responsabilidad para su vivencia empresarial, aparece un mundo empresarial real en el que muchas empresas, empresarios y trabajadores se dan revestimientos de dorada conducta ética, y cuyas caparazones no caen aunque el afán de sus propias conveniencias terminen por denunciarlos. Saben cómo prepagan. Y entonces, uno como maestro, como profesor, como padre, se pregunta: ¿Los valores que trato de revitalizar en mis estudiantes, en mis hijos, no estarán contribuyendo, más bien, a volverlos presa fácil en el mundo del prepago; presas fáciles y dóciles de un mundo devorador de tanta gente bien intencionada, amante del prójimo con conciencia solidaria, respetuosa de la vida, de la honra, de los bienes, de la verdad, responsables? He ahí la pregunta, la tremenda pregunta. (Continuará)
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Echarle a los demás la culpa de tus errores no es buen comienzo para unas buenas relaciones en el trabajo.
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¿Es bobada enseñar…?
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Es inexplicable, que el Presidente de la República, participe exhibiendo una camiseta negra de protesta para presionar un fallo de un juez por un delito que se investiga.
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¿Es bobada …?
¿No es bobada enseñar a los niños que sean gente de bien, de rectitud, cuando están viendo que en los tinglados del mundo real del prepago, con bastante frecuencia, triunfan quienes desarrollan toda su capacidad camaleónica? ¿No es bobada enseñarle a un trabajador el ejercicio de los valores universales que anidan en él, cuando hay tantos líderes sindicales dándoles ejemplo de lo contrario? ¿No es bobada revitalizar en colegios y universidades los valores ciudadanos, cuando profesores, rectores, conductores, están enseñando con sus prácticas, todo lo contrario de lo que predican en sus mensajes publicitarios, sus carteleras, o sus conferencias de disciplina o en el direccionamiento estratégico de la entidad educativa? ¿No es bobada luchar contra la corrupción, sabiendo que hay políticos y servidores públicos corruptos, que tienen todas las habilidades para perpetuarse o volver a postularse en otros cargos, aunque se descubran sus delitos? ¿No es bobada luchar contra el soborno, cuando en los contratos de las empresas con el Estado, ese soborno se constituye en la ventaja competitiva para su adjudicación, frente a quienes han fijado como política empresarial no dar sobornos? ¿No es bobada insistir en la responsabilidad social de los ciudadanos en el pago de impuestos, cuando los corruptos están desangrando las finanzas de la Nación? ¿No es bobada luchar contra la drogadicción, contra esos paraísos que pintan las telenovelas, las novelas, el cine, si el bombardeo de los medios para obtener el “ratings”, con los episodios de la degradación humana, es constante? ¿No es bobada defender la institución familiar cuando admirados e influyentes actores y actrices nacionales e internacionales cambian de familia con la misma versatilidad con la que cambian de personaje? (Continuará)
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No hagas charlas pesadas a compañeros a quienes les desagrada este tipo de diversión.
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La respuesta clara y contundente…
Frente a la gran pregunta y las demás preguntas que nos hemos hecho, tenemos una respuesta clara y contundente: A pesar de todas esas adversidades, a pesar de las preponderancias observadas del mal, a pesar de la sonrisa de incredulidad y talvez de lástima que muchos nos esbozan cuando desde nuestra trinchera ética hemos decidido combatir con nuestra pluma y con nuestra voz, los vicios y costumbres no éticas del mundo y del mundo empresarial privado y público, a pesar de todo ello y mucho más, no vacilamos en decirle a la gente de bien que tiene que seguir luchando, con decisión, con denuedo, con perseverancia, para que el bien permanezca incólume, para que el trigo crezca fértil y generoso, en medio de tanta cizaña Que los padres de familia, que los maestros, profesores, consejeros, que entienden su responsabilidad con el mundo del presente y del futuro, no bajen la guardia ni ante la doblez, ni ante la intolerancia, ni ante la hipocresía, ni ante la amenaza, ni ante los lobos disfrazados de piel de oveja, para seguir construyendo una patria grande, con familias y empresas dignas, con hombres y mujeres que saben de lealtad, compromiso y solidaridad con sus congéneres. Pero conscientes de las limitaciones, de las trampas, de lo no adecuado de muchas de las realidades del mundo del prepago, será necesario encarar la revitalización de los valores éticos y humanos con grandes estrategias que permitan liderar el proceso de reducción de la mancha que dejan las fuerzas oscuras, para entronizar el resplandor que dejan las fuerzas de la luz. Y tú que eres luz. Tu que vibras con la esperanza de dejar a tus hijos, a tus estudiantes, un mundo mejor que el que encontraste, tienes que preparar tu mente y tu corazón, para revitalizar valores con estrategias y medios lícitos sí, pero con el mismo vigor y la misma pasión de que son capaces las sombras que se agazapan tras los valores de una familia, de una empresa y de una nación. (Continuará)
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Cuando un bombero es capaz de crear sus propios incendios para tener el placer de salir a combatirlos, mucho anda mal.
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Revitalizar la ética con menos sentimiento y más inteligencia…
Los hijos de la luz tienen que ser más inteligentes que los hijos de las tinieblas. Tiene que insistirse más en la comprensión del otro que en la tolerancia. La defensa de la libertad y de los derechos tiene que aparecer en el primer plano de la escena ética. El perdón tiene que derivarse de la justicia. La confianza tiene que nacer de su merecimiento y no de su gratuidad. La irresponsabilidad del otro tiene que ser disciplinada para alcanzar la responsabilidad exigible. El niño, el joven universitario, tienen que saber descubrir el mundo malicioso al cual se enfrentarán y tendrán que aprender a desentrañar: la verdad de la sarta de mentiras; las trampas que se le pondrán en su proceso de desarrollo para saber evitarlas y desactivarlas; el chisme y la calumnia con que se enlodará su personalidad para saber protegerla y defenderla; el trasfondo de la lisonja y la hipocresía, para diferenciarla del reconocimiento sincero, de la amistad verdadera y del compañerismo virtuoso; el peligro del silencio de los inocentes ante el chantaje y el soborno; el bombardeo permanente de los corruptos para hacerlo entrar en el círculo de quienes pagan a servidores públicos para obtener los beneficios que en derecho y sin “mordida” deberían alcanzar. Tendrá que aprender a distinguir al hombre y la mujer de bien, del embaucador, para apoyarse en ellos cuando las borrascas de la vida le atormenten; para buscar refugio en sus consejos, y ayuda en la interpretación de las realidades y cuando las vicisitudes y los errores de su vida le hayan hecho salirse del camino recto. Hay que revitalizar una ética que signifique un grito de libertad del hombre y de la mujer de bien, generalmente educado para agachar la cabeza, poner la otra mejilla, tolerar y dejar que pasen por encima todos los que gozan de los privilegios de la fuerza del mal. Etica racional e inteligente para que el trigo enfrente a la cizaña, con la dignidad que confiere la bondad, en este deslumbrante mundo del prepago.
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Cuando tantas empresas engañan con su publicidad mentirosa, con las pequeñas letras de las promociones, mucho anda mal.
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Virtud que diariamente hay que revitalizar
En el administrador hay unas aptitudes y actitudes innatas, y otras adquiridas con la vivencia pasiva o activa en el ejercicio diario de orientar equipos de trabajo. Pero, mientras que en la cátedra de administración se desarrolla la aptitud para esa orientación, en la de administración centrada en valores se fraguan, además, las actitudes humanas y éticas del administrador. Aquella, fortalece las competencias del saber y del hacer. Esta, robustece las competencias del saber, del hacer, del ser y del servir. Por eso desde nuestra óptica, consideramos que hay que fortalecer en el administrador, además, virtudes que serán claves para su éxito. Una de ellas es la Serenidad. Esa actitud apacible, sosegada tanto al interior como al exterior del administrador, ante las circunstancias adversas que se presentan en los equipos de trabajo, es la que facilita el desarrollo de los procesos productivos con eficiencia, efectividad y economía. La serenidad, entonces, va en contravía de la ofuscación, del tono irónico o sarcástico, del grito, del gesto desobligante, del accionar violento, de la amenaza abierta o soterrada. Y en ese eterno movimiento humano de subidas y bajadas de ánimo, el administrador comprenderá que tendrá que ir limando las aristas para facilitar su desarrollo, y tendrá que ir allanando los picos de ascenso y descenso de los sentimientos encontrados con la serenidad, para que se produzca el resultado de ecuanimidad en la excelencia administrativa. Pero no ha de entenderse la serenidad como la indolencia, como la no importancia, como dejar que todo suceda y todo pase. No, señor. Habrá momentos en que, con la misma serenidad, tendrá el administrador que tomar, con toda autoridad, las suaves o duras riendas de su liderazgo y poder, para sacar adelante los objetivos grupales. Pero si su ser, íntegro, ha interiorizado el valor de la serenidad, allí en esos momentos de crisis, tendrá toda la calma necesaria para estimular, incentivar, disciplinar, dirigir y controlar, con el éxito que da el reconocimiento del equipo a su jefe-líder que sabe y es. La serenidad es una virtud que cada día hay que fortalecer, porque es esquiva para el administrador. Hoy, ya no es el chasquido de los dedos lo que produce la obediencia, sino que es el raciocinio, el diálogo, la concertación, la definición del control, lo que produce el acatamiento del trabajador moderno.
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Cuando tantos comerciantes ven como viveza, y no como engaño, el colocar un precio promocional sobre un precio anterior mentiroso, mucho anda mal.
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Otra virtud que hay que revitalizar diariamente
Entendida como la igualdad y constancia de ánimo o como la imparcialidad que hay que tener al formarse un juicio y al emitirlo, la ecuanimidad, en sus dos acepciones, así como la serenidad y la sabiduría, son baluartes de la gestión administrativa. Pero inverso a lo que muchos indican, ellas no constituyen un don o regalo que uno recibe porque sí, sino que, por el contrario, es producto de la constante forja en los talleres vitales de la madurez individual. Hay, contenido en esta virtud, un ejercitarse constante en el sentido del equilibrio racional y emocional pese a la influencia de los sentimientos de simpatía y antipatía que consciente o inconscientemente suelen inspirar las personas con quienes trabajamos. El administrador, en su natural humano semejante a aquellos que orienta, tiene que distinguirse de ellos, sí, pero por su capacidad de ejercer su jefatura-liderazgo, con serenidad, ecuanimidad y sabiduría. Es en ello en donde debe sobresalir, es en lo que ha de fortalecerse y es por lo que debe ser reconocido. Por lo tanto, quien no ha adquirido la capacidad de la mayor objetividad en sus juicios, de comprender las reacciones anímicas de las personas a su cargo, para saber cómo actuar frente a ellas con la ecuanimidad necesaria para la corrección oportuna que facilite la marcha conjunta y serena para el logro de los objetivos grupales, sólo recibirá el miedo y el desprecio de sus orientados y no su respeto y entusiasta actitud cooperante. Frente a los honores y al éxito, la ecuanimidad del administrador le obliga al reconocimiento sincero de las porciones que corresponden a su propia gestión y las que corresponden a su equipo de trabajo. Una actitud contraria de engreimiento produce los mismos efectos despreciativos y desestimulantes entre los suyos. El administrador, reconocido por el valor de la ecuanimidad, da garantía a su entorno de equidad, de justicia, de respeto y por sobre todo de objetividad. ¿No es así, acaso, como se construye la base del clima organizacional ideal para el éxito de los negocios?
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Cuando por culpa de decisiones equivocadas de los directores del tránsito, ocurren accidentes graves para la vida y bienes de la ciudadanía, y ellos, Pilatos, se lavan las manos olímpicamente ante su comunidad, mucho anda mal.
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Virtud útil a la organización
Por razón de su trabajo, cada persona tiene acceso a información diferenciada sobre asuntos más o menos relevantes de la organización empresarial. Esa información tiene que ver con fórmulas, tecnologías propias, estrategias de mercadeo, negocios y más. A veces, no resulta conveniente para la empresa que se estén divulgando estos aspectos, porque en ellos puede estar dada la ventaja competitiva de su negocio. Y en estos asuntos, se recomienda, entonces, mucha discreción. Hemos observado, con preocupación, algunas discusiones sobre el comportamiento de trabajadores que sin ningún reato de conciencia se apropian de tecnologías, fórmulas y métodos de producción de una empresa y luego explotan estos conocimientos en beneficio propio. En esta materia hay que tener especial cuidado, porque estrategias, fórmulas, tecnologías y marcas no pueden estarse usando, ni copiando, más cuando ellas están debidamente patentadas. Los otros conocimientos adquiridos a través del ejercicio del trabajo, nos habilitan para el mejor desempeño, y en los nuevos campos de trabajo, tales conocimientos pueden ser puestos al servicio de los demás. Pero habrá que distinguir, en algunas profesiones, entre qué conocimientos pueden o no pueden ser puestos al servicio nuestro o de otros. La discreción será entonces la consejera. Inclusive, se observan prácticas empresariales, por parte de los jefes en las que se sonsacan empleados de otras compañías, para tener acceso a informaciones de la competencia. Prácticas que no por lo comunes, dejan de rayar en los campos de los cuestionamientos éticos. Y a veces esas mismas empresas que utilizan esas prácticas, se quejan de la falta de lealtad de sus trabajadores, cuando ellas mismas la fomentan. La discreción del trabajador es virtud útil para toda la organización empresarial.
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Es importante estar convencido acerca de que el género humano es capaz de cambiar sus hábitos inadecuados con programas constantes de educación y formación.
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¿Esclavos o trabajadores?
Tiene una estructura organizada: asamblea de propietarios, junta directiva nombrada por la asamblea, sistema de gerencia designada por la Junta Directiva, con sus respectivos trabajadores, tanto los que permanecen en las porterías, como los que hacen rondas de aseo o de servicios varios. Cuenta con unos recursos económicos que son aportados por los asociados, como cuotas mensuales de administración, o que provienen de venta de servicios, y se rigen por unos estatutos y las leyes. Como puede deducirse, son pequeñas reales empresas, y como a tales hay que manejarlas. Pero con mucha frecuencia se observan actitudes de los propietarios que maltratan a los administradores y sus trabajadores porque consideran que son sus empleados personales. Sus esclavos Ninguna persona, miembro de la asamblea o de la junta directiva, en forma individual, tiene poder alguno sobre los administradores y los trabajadores de la urbanización. Su poder sólo puede ejercerse como miembro del cuerpo colegiado, o delegado por él. Si hay alguna queja con respecto a alguno de los que conforman el grupo de trabajo del condominio, esa queja tiene que canalizarse a través de los conductos regulares. Para eso es para lo que se establecen las relaciones lineales de autoridad. También los propietarios tienen que entender, que ni el administrador ni los trabajadores son sus esclavos, ni esclavos de sus caprichos, ni de sus groseras e irrespetuosas conductas, o de las de sus cónyuges o familiares. Tales actitudes son de negreros. El trato de los propietarios y sus afines con los trabajadores del condominio, tiene que estar basado en la dignidad que hay que reconocer al trabajador, como en cualquier empresa: Talento Humano que está aportando para la satisfacción del buen vivir en sociedad.
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Tus maestros agregaron valor a tu vida. Guarda al menos en tu corazón un recuerdo para ellos.
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¿Vendedores o culebreros?
Venimos de una teoría basada en el absurdo de que en las ventas como en las guerras, todo, absolutamente todo es valedero. A los vendedores, muchas de sus empresas, les enseñan que al valor económico de las ventas deben supeditarse todos los demás valores, aún los humanos y los éticos. Inclusive, se les enseña a manipular estos valores para obtener el económico. Entonces, uno ve vendedores de empresas serias, convertidos como en culebreros de plazas de mercado pueblerinas dominicales, que ofrecen, con desparpajo, específicos cuyas características y propiedades difieren totalmente de lo anunciado, que engañan a los incautos, que les importa poco que descubran sus embustes porque difícilmente volverán a poner sus pies en ese pueblo. Un vendedor así, sin convicciones morales, si el marco de referencia propicio que debe aportar la definición y la exigibilidad de los valores corporativos empresariales, va en contravía de los propósitos de fidelización de los mercados. Se hace entonces necesario convocar a la fuerza de ventas a asimilar los valores corporativos reales de la organización, previamente definidos o clarificados, para convertir al vendedor en la punta de lanza de la responsabilidad que ha asumido la empresa de contribuir a satisfacer las necesidades de sus clientes con sus productos, dentro de los principios y líneas de conducta que distinguen una empresa seria, lo que hará sonar su caja registradora con mayor permanencia, menos sobresaltos y una visión de las ganancias como retribución justa a la calidad de servicio prestado, no al engaño cometido. Vendedores con su mente puesta sólo en el valor económico, y sin el fundamento de los valores humanos y éticos exigibles en el mundo de los negocios, son fracasos empresariales a mediano y largo plazo.
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Se está necesitando y con urgencia mayor alineamiento de la nación para la solución de los problemas que aquejan al país.
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Ejemplos de vendedores no responsables
Desde el punto de vista de la responsabilidad, hay vendedores a quienes se les observan conductas no éticas como: La adquisición de compromisos a nombre de la empresa a sabiendas de que no será respaldado por ella, con tal de cerrar una venta. El comportamiento personal inadecuado en los grupos sociales con los cuales se ha de relacionar en función de su trabajo, por el grave deterioro de la imagen empresarial. La falta de compromiso con la empresa, cuando en una reclamación justa, por parte de ella al cliente, el vendedor inclina subrepticiamente, por cualquier razón, su balanza a favor de éste y en contra de los intereses de la organización. La preferencia de un cliente, por sobre todos los demás, para beneficiarle con las promociones o descuentos sin conocimiento de la empresa y sin otra razón que la de la amistad o el compadrazgo. La desidia o la rutina en la información acerca del manejo de los productos que vende y que pueden representar riesgos para el cliente. La falta de una actitud vertical de defensa del cliente, cuando otros funcionarios de la empresa asumen posiciones comprobadamente injustas con aquel. El no responder por sus propios errores en las ventas o achacarlos a sus clientes o a sus compañeros o a otros funcionarios. La responsabilidad del vendedor debe llevarle a cumplir a cabalidad sus compromisos y a enfrentar conscientemente la realidad de sus actos sin apelar a mecanismos de defensa, porque tiene que tener la capacidad de responder por ellos con el carácter y la personalidad necesarios, lo que le permitirá ser reconocido por su entereza, confiabilidad y dignidad.
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Presidente: Admiramos el ejercicio de su autoridad, pero continúe trabajando en revitalizar la prudencia.
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Vendedores no honrados
Utilizar los bienes y recursos que la empresa pone a su disposición para el mejor ejercicio de su trabajo, en asuntos particulares sin autorización expresa de ella. Es común observar esta conducta en vendedores que manejan carros, utilizan computadores, celulares y viáticos de confianza que no sienten ningún reato de conciencia en aprovecharlos para su personal beneficio y el de sus familiares y amigos, y peor aún, si la honradez admitiera escala, para actividades contrarias a las buenas costumbres y a la moral. En el uso de los viáticos de confianza hay quienes obtienen recibos de gastos irreales para justificarlos o piden que se les expida por cifras superiores a lo que realmente se gastó, o por productos o servicios diferentes para ocultar aquellos que no suelen ser autorizados por las empresas en sus políticas, como salones de belleza, bares, moteles, etc. Cuando los viáticos no son de confianza, sino que son de libre destinación por parte del vendedor, hay quienes, por aprovechamiento personal, los usan en contravía de los propósitos manifiestos o tácitos de la institución, como por ejemplo: La empresa proporciona valores para pagar taxi, y ellos viajan en bus; para alojarse en hoteles de mejor categoría y ellos utilizan los de más bajas; para atenciones a los clientes y no las hacen. En cuestión de uso de viáticos hay que ser excesivamente cuidadosos por parte del vendedor y claros por parte de la empresa. También es observable una conducta irregular cuando el material publicitario y los obsequios que se entregan a un vendedor para ser distribuídos entre los clientes reales y potenciales de la empresa, no cumplen esa finalidad porque son dejados en manos de familiares y amigos, con lo que no se cumple el objetivo previsto por la empresa y se le defrauda en sus intereses. En cuestión de honradez, aún hay mucha tela que cortar.
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Se está acostumbrando el trabajador de muchos años de servicio, a bajar su rendimiento so pretexto de su antigüedad. Está equivocado. En el mundo de hoy, por la flexibilidad, todos estamos en “período de prueba”.
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La "Viveza" de los vendedores
También hay quienes a escondidas de la empresa, son a la vez vendedores de productos de otras empresas competidoras o hacen las veces de correos publicitarios de ellas, e inclusive, llegan a hacerse socios. Su “viveza”, su falta de lealtad y de honradez es tal, que prenden, sin el menor reato de conciencia, “una vela a Dios y otra al diablo”. Otros, exageran las reclamaciones de los clientes con el propósito de que la empresa eleve el porcentaje de descuento cuando cree justas sus reclamaciones porque confía en la lealtad del vendedor, que, en algunas circunstancias, hace manguala con el cliente para sacar “buen bocado para ambos”. ¡Qué “viveza”! Y en el plano del respeto por los bienes intelectuales y morales de los demás, con qué facilidad algunos vendedores quitan la honra y la fama de sus compañeros y de los mismos clientes, poniendo en riesgo la mayor riqueza que éstos poseen. O también, con cuánta facilidad se apropian de las ideas de los compañeros para quedar ellos bien delante de sus jefes o ganarse los premios que se otorgan por sugerencias a la empresa. ¡Cómo son de “vivos”! Miles de ingeniosas formas para sacar provecho personal que son consideradas “vivezas”. “Viveza” que, algunas veces, es admirada o tolerada por la organización, como si el vendedor “vivo”, fuera “vivo” solamente con los demás, y no pudiera serlo con la propia empresa.
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Cuando sientas que la fatiga te impide estar de buen humor, de inmediato busca cómo deshacerte de ella.
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Las mentiras de los vendedores afectan las empresas
Una de las competencias exigidas, para quienes la ejercen, es la capacidad de persuadir. La persuasión, como lo define el Diccionario de la Real Academia es el “inducir, mover, obligar a alguien con razones a creer o hacer algo”. En ella hay una línea muy delgada entre el bien y el mal que puede ser muy fácilmente traspasada. Cuando se induce a la reflexión, cuando se “motiva” a una persona para que, con base en la argumentación verdadera que el vendedor le presenta, ella decida lo que crea conveniente, en pleno uso de su razón y con plena libertad, entonces, la persuasión es un instrumento legítimo. Pero cuando la argumentación es engañosa; cuando se recurre a exaltar las ventajas de un producto sin que el comprador tenga información sobre las desventajas que pueda presentar; cuando oculta información como esa, engañosa, que los publicistas ponen en “letra menuda”; cuando se presiona al cliente, que no está convencido de la bondad de un producto, para que firme y se cierre la venta, o cuando se le pone en condiciones de menor claridad mental por efectos del licor ofrecido e inducido, entonces, la persuasión es un instrumento ilegítimo. La prevención de la comunidad con respecto a los vendedores, suele ser muy grande porque muchos, presionados por las metas de venta diarias, por la necesidad de la comisión, por las exigencias organizacionales para incrementar los resultados, recurren a su locuacidad, a la exageración, al convencimiento del otro sobre algo que ellos mismos no están convencidos, a la creación de necesidades ficticias, al engaño, a la mentira, a la falsedad, con tal de vender, vender, vender. Y la gente, engañada o no, aprende a diferenciar cuál es el vendedor que le persuade para ayudarle a tomar una decisión de compra beneficiosa para ambas partes, de aquel que trata de persuadirle únicamente para el provecho personal u organizacional del vendedor. Vendedores de pacotilla. Y ahí quedan enredados el prestigio y el buen nombre de la empresa. Y después se preguntan ¿por qué rebajan las ventas? ¿Por qué el vendedor estrella viene vendiendo tan poco?
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Es admirable la cantidad de taxistas respetuosos, decentes, compresivos que uno encuentra en las vías de la ciudad.
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La verdad, el secreto profesional y la prudencia.
Hay vendedores que presentan a la empresa informe de visitas a clientes que realmente no se efectuaron, o dan información mentirosa en cuanto a la duración de las entrevistas, para mostrar mayor cumplimiento de las metas de su ruta, o para justificar pérdidas de tiempo o atraso en su cubrimiento. Suelen también algunos, a quienes la empresa tiene como la primera instancia de información, exagerar sobre las posibilidades de negociación con algunos clientes, buscando su prestigio o reconocimiento personal, a sabiendas de que el interés de ellos no es mayor, con lo que se crean falsas expectativas para planes de incremento de producción o servicio. Mientras otros vendedores, por imprudencia o de mala fe, entregan a otros, o a la competencia misma, datos que resultan básicos para mantener su ventaja. En ocasiones, no son celosos en el cuidado de documentos que se les ha confiado para su trabajo; no destruyen papeles que puedan tener información confidencial tanto de la empresa como de los clientes, o los tiran a la basura, sin cuidado, o los dejan a la libre consulta de cualquiera sobre escritorios o mesas de cafés. Y hay quienes, a sabiendas o por ligereza, filtran información reservada sobre los planes y proyectos de mercadeo de la organización, sobre los cuales la competencia suele estar ávidamente alerta, o sobre debilidades empresariales que sólo deberían ventilarse al interior de la misma. En relación con los clientes, hay vendedores que suelen mentir o exagerar en las características y ventajas de sus productos con tal de obtener el pedido, o dan información falsa sobre los productos de la competencia, o hablan mal de ellos, aunque sean mejores que los suyos, para ganar en la guerra del mercado, olvidándose de los perjuicios que tiene el engaño al cliente, para una organización sin monopolio. La verdad, la guarda del secreto profesional y la prudencia de los vendedores tienen que ser revitalizadas en las empresas que buscan mayores niveles de competitividad.
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Cuando recibas un correo electrónico, en términos irónicos o groseros, revisa su contenido para ver qué puede tener de verdad y luego elimínalo.
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La solidaridad en las ventas
Si las partes no tuvieran tales necesidades mutuas no se daría esa relación entre ellas. Pero hay vendedores que con un concepto arcaico del negocio, tratan de sacar todo partido a la necesidad del cliente, como suelen hacerlo los prestamistas agiotistas que ante la necesidad del otro ayudan a solucionar el problema, pero con gravámenes o intereses de hasta el 10% o más diario. En la relación cliente-vendedor-empresa, debe imperar no el criterio de negocio, sino el de negociación. Identificamos como negocio el acto por el cual una de las partes saca ventaja o provecho de la otra, mientras que, negociación, es para nosotros el que las dos partes se beneficien en ella. Cuando se habla tanto de la importancia de la fidelización del cliente, ella no puede basarse sino en una actitud clara y sentida por éste, de que lo que ha comprado le es útil y está revestido de la calidad del servicio de postventa ofrecido. La honestidad del vendedor y de la empresa, tiene que trascender, entonces, el simple acto de la venta para garantizar esa permanente fidelidad. Y la fidelidad como la confianza, que son de doble vía, suele ser sumamente fácil de perderse cuando hay siquiera asomo de engaños, de mentiras, de promesas incumplidas, de exageraciones de calidad y uso por parte del vendedor para con su cliente y viceversa. Lo que va a garantizar, entonces, que el acto de la venta-compra sí esté revestido de honestidad, es la comprensión y el mantenimiento de esa relación solidaria que se establece, para que tanto comprador como vendedor, se beneficien de ella, por las diversas formas como pueden lograrlo. La solidaridad no es mentirosa, no deja vacíos a conveniencia, no usa letra menuda, no ofrece lo que no puede cumplir, no utiliza eufemismos o formas veladas para decir las cosas, no abusa de la necesidad del otro, ni contribuye a hundir a la empresa o al cliente a la menor dificultad que se presente.
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Qué cantidad de gente la que hay en el país atizando el odio: Políticos, gobernantes, medios de comunicación, publicistas, telenovelas.
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Colaboración adentro, lucha afuera
El concepto de solidaridad debe fomentarse en forma integral, y fundamentarse en la convicción de la apropiación de este valor, porque de lo contrario, muchos vendedores serían “luz de la calle y oscuridad de su casa”. No es solidario, por ejemplo, el vendedor que vende a un cliente un producto, a sabiendas de que se le convertirá en “hueso”, con tal de que la empresa pueda reducir sus inventarios. El que por su presión hace que el cliente compre un producto más caro, cuando el de menor valor podría satisfacer la necesidad real del cliente, en iguales términos de calidad y beneficio. El que por la necesidad de vender, acude a engaños y mentiras, que los vendedores llaman “piadosas”, para persuadirlo de que compre una mayor cantidad de producto del que realmente necesita, con pérdidas para el cliente por la posterior baja rotación del inventario. No es solidario el vendedor que al dividirse su territorio ante un incremento potencial de las ventas, incita a sus antiguos clientes a no comprarle a su compañero de trabajo, o le hace mal ambiente, o le calumnia, o le pone trabas. No es solidario el vendedor que al interior de la empresa mantiene una actitud agresiva y de rivalidad con sus compañeros de trabajo, cuando debía estar en función de colaboración, para que la unidad interna haga que se produzca la actividad necesaria para la real batalla que hay que dar con los demás competidores en la selva de las ventas, donde están los verdaderos leones, con los cuales sí hay que luchar.
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Qué cantidad de personas y organizaciones, las que viven de la guerra.
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Colaboración adentro, lucha afuera
Este valor no puede circunscribirse únicamente al cumplimiento del mandato de no matar. Va más allá. Toca con el respeto profundo a la energía universal de la cual todo ser viviente es copartícipe, con la obligación de desarrollarla y de devolverla al culminar el ciclo transformante. Este concepto así, del valor de la vida, obliga a los vendedores a actitudes personales, y organizacionales, de defensa y cuidado tanto del ambiente como de las personas consumidoras de sus productos o servicios. Hay productos que tienen características agresivas contra ellos, que es preciso conocer a fondo para instruir, hasta la saciedad, al cliente directo e indirecto sobre las consecuencias de su mal manejo. No puede, pues, el vendedor obrar a la ligera en la información que debe dar en relación al uso del producto y su repercusión en los organismos vivos. Quienes venden vehículos, repuestos, baterías, computadores y similares, tienen que instruir a sus clientes, con toda claridad, sobre los riesgos de su operación, para no tener que asumir la responsabilidad moral que le competería en caso de perjuicios al natural humano, por insuficiencia en la información. Los vendedores de productos farmacéuticos, de alimentos, o prestadores de servicios de salud, tienen que tener muy clara su responsabilidad con la vida de sus clientes para evitar vender medicamentos vencidos, errores en todo el personal lo relacionado con el acto médico, o alimentos mal manejados en la cadena de frío. Y, para finalizar este tema, el vendedor, debe revitalizar en sí, con el apoyo de su empresa, la responsabilidad, la solidaridad, el respeto por la verdad, por los bienes ajenos y por la vida, como valores éticos mínimos de una profesión que en el momento de la venta del producto o servicio, concreta todos los valores corporativos propios de una organización exitosa, o no, en el mundo de los negocios.
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Qué poca autoridad demuestran los gobernantes con el problema de la pólvora. Incompetentes.
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