Servicio de formación para la competitividad humana desde Enero de 1997 Premio a la Excelencia Periodística Ética periodística, Julián Pérez Medina -CIPA 2017-
La anarquía, que hoy no distingue niveles sociales, tiene como armas principales: las manifestaciones públicas, esas que son abiertamente agresoras, el abuso de la libertad de expresión, la provocación verbal o física; la violencia contra la cultura de los pueblos, las estructuras públicas o privadas, y monumentos religiosos o patrimoniales.
La anarquía avanza a pasos gigantescos hacia el logro de planes y pactos mundiales, aprovechando todas las tecnologías y medios de comunicación a disposición, en aquellas naciones con gobiernos débiles; donde las personas de valor civil que podrían rechazar la agresión escasean o se resguardan en sus frases de cajón: “Nada de esto pasará”. “Hay que ser optimistas”. “Eso es un problema de Estado”.
Entonces. como la anarquía está orientada a deshacer democracia, cultura, religión y empresa privada, los líderes de estas organizaciones y los ciudadanos mismos tienen que usar la legítima y ética autodefensa, aun con el uso de la fuerza, para detener y controlar la agresión actual y la que se expandirá.